Devastación y esperanzas en mi pueblo

Maroma


Sara, 10 años, Michoacán; escritora invitada en Maroma.

Este tipo de vida es catastrófico: peleas, contrabando, feminicidios, temblores y protestas. Es difícil saber que el propio ser humano arrasa con su planeta y su raza. Unos mueren de hambre, guerras, balaceras y sequías. Todo porque el ser humano está provocando su fin. Todos deberíamos a empezar a preocuparnos por los árboles en vez de los billetes. Por cada árbol perdido es un billete más para los empresarios. Nuestros bosques están siendo destruidos y no podemos hacer nada; no más mirar cómo nuestro planeta se muere lentamente. La mayoría de las personas sabe que los árboles hacen una parte del oxígeno, la razón por la que seguimos vivos. Debemos empezar a expresar a las empresas que se marchen, para reducir el consumo de combustible, electricidad, plástico, píeles de animales y el humo. Solos no podemos enfrentarnos a las empresas, pero si estamos en conjunto nos harán caso y salvaremos nuestros bosques, montañas, desiertos, ríos, lagunas y mares. 

Sí todavía no es suficiente díganme quien reciben las cosechas; nosotros no. Las empresas extranjeras se llevan todo y están explotando nuestras tierras, porque ellos no están gastando sus suelos y solo nos están comprando por dinero los nuestros y se va destruyendo poco a poco nuestras tierras, nuestras herencias. Nos están robando el agua y están explotando nuestro país, debemos de hacer algo para que la economía y los alimentos sean para nosotros, los que trabajos la tierra.  Para que no pasen hambre y se nutran los que están en desventaja en nuestro país. 

Soy Sara y tengo esperanza de que podamos mejorar desde nuestros hábitos, empezando por reforestar, evitar tirar basura a las plantas, no tirar cosas al mar, evitar cazar especies en extinción, tanto marinas como terrestres , evitar la tala de árboles y crear conciencia de lo que podemos hacer en el presente y ayudar a los niños a cuidar su ambiente porque si no nuestro mundo podría ser peor de lo que ya es y los niños somos una esperanza porque somos la siguiente generación y podemos cambiarlo.

Me imagino caminando muchos años en el bosque y disfrutando los mares, los lagos y los arroyos. Todos podemos hacer ese sueño realidad si desde ahora empezamos a cuidar nuestro planeta. Todos podemos ser guardianes de la naturaleza ante la catástrofe de empresas que cambian el paisaje y nos quitan la biodiversidad de las tierras. 

Así dibujo los ranchos que he caminado, jugado y aprendido a amar la naturaleza que quiero cuidar. 

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Maroma es un observatorio de la niñez y la juventud. Somos un grupo interdisciplinario de personas involucradas en los sectores académicos, comunitarios, públicos y privados con fines de gestión y bienestar para la niñez y juventud que busca incidir en políticas públicas y movimientos sociales con un enfoque de innovación social.

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