La generación que perrea

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Ni el clasicismo ni las letras misóginas limitan el gusto por el reggaetón entre las juventudes. Prevalece el género musical sobre el discurso incitante de la sexualidad. De acuerdo con una investigación académica, esto es resultado de las nuevas formas de interacción social

Texto: Isabel Briseño / Pie de Página

Fotos: Archivo Felix Márquez  

El reguetón es un ritmo musical popular que poco a poco se ha establecido en el gusto de la población juvenil de nuestro país. Sin embargo, hay cierto rechazo y estigmatización por parte de otro sector de la población hacia quienes gustan de perrear.  

Básicamente, el reggaeton transmite contenidos que incitan a una extrema liberalidad sexual y a una cosificación y discriminación de la mujer. Lo que implica que dicho género musical haya sido rechazado y desacreditado por gran parte de la sociedad.

Para comprender su auge, la Doctora Dulce Asela Martínez, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) realizó una investigación sobre este polémico género musical. Desde la sociología, ella exploró la relación sexualidad-música-juventud que contribuye a expandir el panorama que facilita la comprensión de este nuevo fenómeno. Para esto, la académica analizó determinados significados, aspectos socioculturales, conductas y procesos de interacción e ideologías que vive la juventud mexicana. Todo enmarcado en el contexto histórico que atraviesan.

Con respecto al contenido sexual del reggaeton, cabe mencionar que en general nuestra sociedad se encuentra rodeada de contenidos e imágenes que promueven una imagen despectiva y sexualizada de la mujer. De tal forma que la académica invita a reflexionar sobre una contradicción, o doble moral de la misma sociedad. Pues sugiere que entonces habría que rechazar y censurar también todo lo que muestra dichos contenidos que cosifican y limitan la imagen de la mujer. Todo aquello que la reduce a algo meramente sexual.

De acuerdo con información del Spotify Wrapped 2021 el pasado 1 de diciembre, a lo largo de este año y en México el reggaetón predominó como lo más escuchado.

“Las canciones y los jóvenes que las bailan son rechazados por una parte de la sociedad que acusan de denigrar a las mujeres por la violencia implícita o explícita. Existen, y es una realidad que nos guste o no, es lo que están escuchando los jóvenes. Y en realidad, en muchos casos, los jóvenes no reparan en la letra de las canciones, la bailan porque es pegajosa”, puntualiza la académica. 

“La gente nos mira como bichos raros y nos hacen caras” (Carla, 20 años).

La música es un elemento cultural que participa en la construcción de identidades juveniles, ya que permite crear vínculos, sentido de identificación con los otros. El consumo simbólico y mercantil de la música favorece prácticas culturales específicas. Estilos. Vestimentas. Peinados. Bailes. Una estética corporal en los jóvenes que los va a diferenciar de otros.

Durante la investigación que puso en práctica Martínez para su maestría realizó cuestionarios y entrevistas en el año 2006. Aunque su género a estudiar en ese entonces era la música pop –y el reggaetón apenas se conocía–, los jóvenes a los que entrevistó en ese momento le hablaron sobre un nuevo gusto musical. Uno que iba naciendo entre sus grupos. Esto le hizo proponerse una nueva línea de investigación para el doctorado.

De acuerdo con las investigaciones, Martinez encontró que para los hombres el reggaeton es una diversión y no lo vinculan con sentimientos románticos. En el caso de las mujeres sucede lo contrario, lo relacionan con el amor.

Para ellas el reggaeton tiene un vínculo con sus sentimientos y emociones amorosas. También es una representación del romanticismo, a pesar que en su semántica se exprese esencialmente un contenido sexual. Se puede decir, que para esta nueva generación de mujeres jóvenes, la representación del amor romántico ha sido modificada.

Pero, ¿Dónde surge el género musical popular del reggaeton?

La doctora Dulce señala que de acuerdo con Larnies Bowen (2008), éste proviene del reggae en español. De ahí el nombre de reggaeton (reggae town: ciudad o pueblo del reggae).

El reggaeton se originó a finales de 1970 y principios de 1980, en Panamá. Sin embargo, fue en Puerto Rico, durante la década de los noventa, que dicho género musical se proyectó con mayores recursos. Así como con una producción y una distribución a escala masiva, llegando a escucharse hasta los Estados Unidos, en ciudades como Los Ángeles, Miami o New York. Posteriormente, de estas ciudades su difusión llegó a nuestro país y a otros más de habla hispana, incluyendo a Europa. La letra de las canciones es una mezcla de los idiomas español -castellano- e inglés.

El reggaeton es un híbrido musical. Se compone de distintos géneros y ritmos populares como el reggae en español, el hip-hop, el rap, la salsa, el merengue y housemusic. Conjuntamente con la tecnología y los DJ´S,el reggaeton apareció como un ritmo más bailable que fue adquiriendo un lugar preeminente entre los jóvenes,

¿Por qué investigar el perreo?

Profesores e instituciones rechazaron el tema de estudio de la académica. ¿Por qué el reguetón?, no tiene lírica, es música basura, no tiene propuesta, ¿para qué estudiar eso?, le recriminaron y cuestionaron a Martínez. Independientemente del rechazo al tema, lo que llamó la atención de la investigadora fue lo que le decían los jóvenes. Los jóvenes lo escuchan y es una música que se difunde, una música que tiene una producción masiva y no sólo en México. Desde 2018 a la fecha, Santiago, la capital de Chile lidera los streams de reguetón en Spotify a nivel mundial.

Música urbana, que pudiéramos pensar que es reciente pero no. De acuerdo con Lawis Borgen, el reggaetón surge a finales de los 70, principios de los 80 en Panamá, y después salta a Puerto Rico con una mayor difusión y de ahí a Estados Unidos en ciudades donde hay mucha comunidad latina como Nueva York, Miami, Los Ángeles, y esa difusión es lo que hace que llegue a México a principios de este siglo.

De acuerdo con las investigaciones de Martínez, el género atravesó un proceso de blanqueamiento. El llamado twerking es cuando hasta cantantes de habla inglesa hacen colaboraciones o featuring con reggaetoneros. La música pop se ha mezclado con el reggaetón para poder estar vigente.

“El baile del twerking ha sido importante para el proceso del blanqueamiento, al bailarlo todas estas cantantes anglosajonas, ya todo el mundo empezaba a aceptar el reguetón”, señala la investigadora.

Nos guste o no, el reguetón está en todos lados.  A partir del 2005 ha sido un elemento importante para la construcción de identidades juveniles en México. Con los llamados combos reggaetoneros, los jóvenes han formado vínculos. Así como sentidos de identificación con los otros a partir de la música, en donde se incluyen también las emociones.

Han construído una estética corporal. Un lenguaje específico en donde también hay diferencias pese a la identidad reggaetonera, misma que está delimitada por clase social y prácticas culturales. Mientras los Tepiteños o chakas son adjetivos usados para los de nivel socioeconómico bajo, a los que pertenecen a otro estrato socioeconómico se les llama reggaetoneros pop o urbanos. La diferencia está en la forma en que se apropian de manera de la música.

“Los estigmatizados y rechazados son los de tepito, pero en Polanco y en la Condesa también escuchan reggaetón. Mientras el tepiteño asiste a un concierto de reggaetón en los lugares de arriba porque son más económicos. Los jóvenes pop o urbanos lo hacen desde las primeras filas, en la zona VIP y hasta fotos con los cantantes se toman. Pero todos lo escuchan y lo bailan”.

Principalmente, el reggaeton es un género popular que mayormente se ha catalogado como una influencia negativa para la juventud mexicana que lo cultiva. Sin embargo, es importante mencionar que es una expresión musical emergente que, como tal, es consecuencia de las formas de vida actuales. Tanto urbanas como rurales.

Es una especie de reflejo de la situación que hoy en día enfrenta la población juvenil. Resultado de diversos fenómenos: La desintegración familiar, la falta de empleo, la falta de educación y el desinterés del Estado por impulsar políticas que propicien un apoyo a las nuevas generaciones.

Los jóvenes se encuentran especialmente desorientados. Excluidos del mundo económicamente activo. Sin acceso a la educación. Pero a la vez inmersos en una sociedad de consumo en la que la sexualidad está presente por doquier.

Otras líneas pendientes de investigación y el reto de educar

La constitución de nuevas masculinidades. La apropiación del baile con la liberación del cuerpo como símbolo de resistencia y de lucha –o como forma desafiante que no respeta ni sigue normas–, así como el vínculo del reggaetón y el culto religioso a San Judas Tadeo, forman parte de nuevas líneas de investigación que se abrieron frente a este gusto generacional.

Como parte de las conclusiones obtenidas por la investigadora, ella comprobó la hipótesis central que propone que el reggaeton promueve representaciones sociales de la sexualidad que refuerzan la cultura machista y tradicionalista, donde la mujer continúa siendo catalogada como un simple objeto sexual.

Dulce Martinez insiste en que se debe seguir estudiando la música que nos guste o no, es la preferida por las juventudes. Es en la casa y en las escuelas donde se debe brindar información que contribuya a la educación de las generaciones. Así como los valores que fomenten el respeto no sólo hacia las mujeres, sino a cualquier persona.

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Este texto se publicó originalmente en Pie de Página:

La generación que perrea

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