Entre militares y conservadores

Pesimismo Esperanzador

Por Jorge Rocha, académico del ITESO / @JorgeRochaQ

El presidente Andrés Manuel López Obrador no sólo maneja las candidaturas de MORENA a su antojo y sube y baja personajes de acuerdo a sus interés político y sucesorio. La semana pasada, en una de sus conferencias mañaneras, presentó una lista de 43 personajes que, de acuerdo a su visión, podrían competir por la presidencia de la República del “lado conservador”. Los nombres poco tienen que ver en común, algunos de ellos son muy inesperados porque son personas que ya no cuentan con un gran reflector político y otros más simplemente parecen una “vacilada” del presidente. Lo único que conecta a estas mujeres y hombres, es que en algún momento han tenido diferencias políticas con López Obrador.

A la par de este asunto que por supuesto “alboroto la gallera”, la Cámara de Diputados aprobó la reforma constitucional para ampliar la presencia de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública hasta el año 2028, es decir, por seis años más. Sólo falta la aprobación de 17 congresos locales para que esta modificación sea vigente. Asunto que afectará no sólo lo que resta del sexenio, sino que le impone una política de seguridad por cuatro años al próximo presidente de México. 

Una de las características del sexenio que transcurre es que a la par tenemos decisiones que afectan la vida pública de forma muy significativa, la opinión pública se entretiene muy fácilmente en las elucubraciones y en la “grilla palaciega”. López Obrador ha sido un experto en colocar la agenda de debate y tiene a todo mundo hablando de los asuntos que el presidente pone en la discusión pública, también en función de sus intereses.

Ahora bien, al respecto de los dos asuntos que se exponen en estas líneas, propongo un par de reflexiones:

  1. Se consumó una avance más en el proceso de militarización de la seguridad pública en México, que incluyó que la Guardia Nacional será parte de las Fuerzas Armadas;  y que el Ejército y la Marina están facultados a desempeñar labores de seguridad pública hasta el año 2028, con lo cual condicionan al siguiente titular del Poder Ejecutivo Federal, a que al menos los primeros cuatro años de su gobierno, deberá continuar con una parte sustantiva de la estrategia de seguridad que hasta este momento han delineado el presidente López Obrador y los militares en México. Esto resulta por demás preocupante, porque hasta este momento, los resultados no sostienen que se continue con esta forma de proceder, porque claramente no hay avances sustantivos; y porque especialistas y múltiples instancias nacionales e internacionales de derechos humanos, argumentan que este camino tiene muchos riesgos de caer en prácticas autoritarias y de violaciones a los derechos humanos, esto derivado de la experiencia empírica vivida en nuestro país.
  2. Por otro lado, mientras estas decisiones claves se tomaron en el Congreso de la Unión, el presidente mostró su lista de conservadores con aspiraciones a sucederlo. Algunos como Enrique Alfaro consideraron que estas menciones de López Obrador son ociosas y absurdas, pero personajes como Samuel García, gobernador del estado de Nuevo León, se apuntó al reto. Más allá de calificar a este asunto como una más de las malas anécdotas en las conferencias “mañaneras”, lo que llama la atención es que el presidente se coloca a sí mismo como la medida frente a la que se trazan las coordenadas políticas del México actual, esto significa que todas y todos aquellos que lo han criticado públicamente se convierten en “conservadores” y los que lo apoyan incondicionalmente son “liberales”. Si analizamos la lista con detalle, la geometría política que allí está presente es mucho más compleja que las categorías que propone López Obrador, que trata todos los días de construir una pedagogía del “simplismo político” que no es capaz de visibilizar la diversidad y la multiplicidad de expresiones políticas que están presentes en el país. Este simplismo nos lleva a decir que las y los 43 mencionados son “conservadores” (afirmación muy dudosa) o a calificar a instituciones como el Centro de Derechos Miguel Agustín Pro Juárez, SJ, como un grupo “de presión”. El autoritarismo político suele simplificar la realidad de tal forma, que todo se define como apoyo y/u oposición. Esta forma de ver la realidad política, es lo más alejado a generar una plataforma social de diálogo y construcción de acuerdos.

La realidad política que construimos día a día es cada vez más polarizante, genera menos capacidad de acuerdos y consensos; y deposita en las fuerzas armadas su esperanza para resolver la crisis de seguridad. 

Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com

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Pesimismo esperanzador
Pesimismo esperanzador
“Pesimismo esperanzado” es una columna escrita por Jorge Rocha, Profesor e investigador del ITESO.

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