“Sin las mujeres no habría defensa de la tierra y de los derechos humanos”

La Red Nacional de Organismos Civiles de Derechos Humanos “Todos los Derechos para Todas y Todos” (RedTDT) realizó un conversatorio en donde invitó a compañeras del Movimiento del Territorio y del Rio Atenco y al Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, para que hablaran sobre el rol de las mujeres en estos colectivos que defienden la tierra y los derechos humanos.

Por Luisa Páez / @luisaa__pz

Ilustración Oxfam México

En el conversatorio “Nosotras en la defensa de la tierra” se reflexionó sobre el papel fundamental de las mujeres en la lucha por la defensa del territorio y los derechos humanos; en éste participaron las compañeras del Movimiento del Territorio y del Río Atenco y del Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, el diálogo fue moderado por Nataniel Hernández, integrante de la Secretaría Ejecutiva de la RedTDT.

Sofia Herrera, integrante del Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, profundizó sobre la labor que el colectivo ha tenido durante los años. El Bosque Nixticuil está ubicado en el norte de Zapopan, y el Comité lo que hace, desde hace años, es defender el bosque de pinos, encinos y robles de los intereses inmobiliarios que a diario acechan este pulmón de la Zona Metropolitana de Guadalajara

La defensora del medio ambiente remarcó que la alianza entre las inmobiliarias y el gobierno municipal de Zapopan fueron claves para iniciar la lucha por la defensa del bosque. La principal problemática, aseguró, es la voracidad con la que está creciendo la ciudad encima del bosque y todos los problemas que eso acarrea.

En el 2005, habitantes del Tigre 2 (colonia situada cerca del bosque) se organizaron y decidieron emprender la defensa del bosque debido a que el gobierno municipal mandó a talar 400 árboles para la construcción de casas. Ese fue el evento que dio origen al Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, en el cual ha sido fundamental la participación de las mujeres, pues ellas fueron quienes fueron claves en esta lucha y resistencia.

Desde su origen, se han enfocado principalmente en que el bosque se reconozca como área natural protegida. De hecho, actualmente, existe un decreto del gobierno municipal en donde dice que el bosque es un área protegida. 

“En términos legales, eso implicaría que el bosque tiene ciertas garantías de existir; es decir que no se podría construir, que no se podrían hacer muchas cosas encima del bosque, porque existe este decreto de protección”, pero esa protección sólo existe en el papel. La mejor protección que ha tenido el bosque ha sido la organización comunitaria”, expuso Sofía.

Así mismo, mencionó el trabajo comunitario que realizan en el bosque, pues tienen una brigada de combate de incendios forestales y trabajos de producción forestal; es decir, producen árboles nativos del bosque. Por tanto, defienden con sus acciones el bosque y se apoyan de demandas y denuncias para frenar el despojo inmobiliario. 

Por su parte, el Movimiento del Territorio y del Río Atenco inició su resistencia en 2012 con el movimiento en contra de distintas mineras en Zacatecas. Con el tiempo fueron cambiando las problemáticas y ahora acompañan al movimiento en defensa del río Atenco, esto a partir de que, en 2017,  arrancó la lucha contra “La Presa Milpillas”.

Este proyecto es promovido por el gobierno de Zacatecas, esto a través de un falso discurso en el que se asegura  se acabará con el déficit hídrico de Zacatecas: “que es de más del 260%”, explica Grecia Rodríguez, integrante del colectivo. 

“Se ha descubierto que la presa es insostenible, pues los estudios están mal hechos, incluso, está el tema de que va a ser una inversión público–privada, y que va a haber empresas como la Modelo o mineras interviniendo con dinero en el proyecto”. 

De la misma manera, Grecia reconoce que las y los integrantes del movimiento se sienten orgullosos de llevar seis años impidiendo la construcción de la presa. 

Ludibira Domínguez, habitante de la comunidad, expresó que:

“Forma parte de nuestras costumbres, nuestras tradiciones, el tener un río. Forma parte de la historia de nuestro municipio. Si nos desintegramos y cada uno lucha por su cuenta, no lo vamos a lograr”.

Para la defensora es clave señalar que hay muchas personas perjudicadas por megaproyectos como “La Presa Milpillas”; personas que se quedaron sin hogar, personas que fueron desplazadas. Su resistencia busca evitar, no sólo para ellos, es que más familias y personas se vean afectadas por estos megaproyectos, ya que la mayoría de las comunidades están a las orillas del río.

¿Cuál es la importancia de organizarse como mujeres?

“Si las mujeres no se organizan, no habría ya bosque”, enfatizó Sofía del Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, quien además precisó que la lucha por el bosque se ha sostenido por la fuerza de las mujeres.

“No sólo somos capaces de organizar al barrio, somos capaces de decidir, somos capaces de decir, somos capaces de pelearnos con quien sea necesario. Cuando inició la organización, las mujeres pusieron sus cuerpos entre los árboles y las máquinas para sacarlos de aquí”, expresó la defensora del bosque.

Resaltó, además, que a pesar de que la mayoría de las mujeres que participan en este movimiento también deben encargarse de las tareas del hogar, y para hacerlo reciben un apoyo por parte de los integrantes hombres que también se encargan de las faenas y el vivero. 

El Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil es una organización autogestiva, sin fines de  lucro, lo que los hace también involucrarse en la búsqueda de recursos. Reconoce que eso se convierte en una lucha constante contra el Estado y las relaciones de dominación que propone.

“La tierra y nosotras, como mujeres, estamos constantemente enfrentándonos al intento de dominación de los machos, y el Estado es la figura más machista que puede haber en la historia, en la forma de organización social”.

Así mismo expresó que en esa organización jerárquica, las mujeres y la tierra siempre van abajo: “aunque somos las dadoras de vida, somos las que menos importancia tenemos”, algo que aseguró también se puede replicar al interior de las organizaciones. 

“Hay que tratar de luchar contra esas formas en las que dentro de los colectivos seguimos permitiendo relaciones en donde unos mandan y otros obedecen, y donde, a veces, muchas veces las mujeres se asume que son las que tienen que obedecer más que hablar, más que decir, más que organizar, más que crear espacios”.

Romper esas inercias, precisó, sólo se hace a través de la sororidad: 

“Cuidarnos entre nosotras y darnos como este acompañamiento en los momentos de rabia, en los momentos de miedo, en los momentos de cansancio, en los momentos de tristeza… porque todas estas emociones siempre están atravesadas en este contexto de guerra donde están matando al bosque; por un lado, pero, además, vemos cada día mujeres asesinadas, desaparecidas, y creemos que darnos esa fortaleza entre nosotras ha sido bien importante para no abandonar la lucha”. 

Grecia Rodríguez, en su turnó, habló de cómo el movimiento ha sido criminalizado desde su inicio, y cómo ha habido compañeras que han sido acusadas de secuestro. Relató su experiencia personal siendo “acusada de narcotráfico y de llevar armas para amenazar a los ejidatarios”. 

Expuso que esta lucha está sumida en la violencia y que ahora que se le ha dado más recursos al proyecto (Presa Milpillas), todo se va a poner peor: “Ya nos han intentado detener de forma arbitraria, nos han amenazado de muerte también, vivimos campañas de desprestigio, pues ahora no sabemos con qué van a salir”.

Sandra Miranda, también integrante del Movimiento del Territorio y del Río Atenco, dice que tener planes y estrategias frente a distintas situaciones que se les pueda presentar les ha funcionado mucho: “Es más que nada organización y comunicación entre nosotras mismas en la comunidad” 

¿Qué obstáculos y desafíos han pasado como mujeres defensoras?

Ana Cabral, quien es parte del Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, reconoce sentirse identificada con sus compañeras del otro colectivo: “Principalmente somos las opositoras a este progreso, como ellos lo llaman”. 

La manera en que estas defensoras han encontrado para resistir es utilizar su cuerpo, no sólo para ponerse en frente de las máquinas o el poder, sino, también, para realizar todos los trámites legales que deban hacer para defender el bosque, el territorio y los derechos humanos. 

Sin embargo, el gran obstáculo ha sido que, cuando quieren hablar con el colectivo, buscan principalmente a los hombres: “Somos disminuidas y banalizadas cuando emitimos opiniones”, señaló Ana. 

Esto, aseguraron, les genera una gran frustración y rabia, pero, así mismo, les da el valor para luchar contra esas opresiones, que dicen, se vuelven cotidianas. 

Otro reto es lo que implica el ser defensoras de derechos humanos en México, esto porque “la realidad es que se siguen matando personas por defender un derecho humano, en este caso, el derecho a la vida, el derecho a la tierra, a una vivienda y vida digna”.

¿Qué agresiones existen cuando son mujeres?

“Consideramos que estas desacreditaciones, deslegitimizaciones, son la punta del iceberg, como lo comentan las compañeras de Zacatecas”, reconoce Ana Cabral, quien relató que actualmente, ella y otras dos compañeras tienen carpetas de investigación abiertas, al igual que otros dos compañeros. 

“Cuando nos presentamos con las autoridades, nos tratan como si estuviéramos exagerando, como si estuviéramos pidiendo un favor”, dice que se les trata de locas y que eso es, en parte, violencia de género que padecen. 

“Vamos viendo cómo se reproducen estas agresiones con el componente machista de una forma más fuerte, y donde nos hacen sentir impotentes, con mucha rabia, constantemente”.

Ambos colectivos reconocieron que el Estado juega un doble papel en términos de dar protección, ya que dan dicha protección a empresas e industrias principalmente, pero generan miedo a todas las personas y habitantes que luchan en defensa del territorio. 

Como conclusión, tanto el Comité en Defensa del Bosque El Nixticuil, como el Movimiento del Territorio y del Río Atenco, resaltan la unidad que han tratado de mantener a través de los años para obtener la fortaleza necesaria y seguir luchando en defensa de la tierra y el territorio. 

Reiteraron la importancia de reflexionar frente a las afectaciones que generan estos megaproyectos en el medio ambiente, en los derechos humanos y que se debe de defender el territorio tanto como las propias vidas de las personas que lo integran. 

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Si deseas ver el conversatorio Nosotras en la defensa de la tierra, puedes hacerlo aquí:

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Luisa Páez
Luisa Páez
Me gusta el café y bailar. Creo que la música es la mejor compañía en cualquier momento. No sabía que me gustaba el periodismo, pero aquí estoy haciendo lo que hago con amor y respeto.

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