La importancia de la memoria empática y solidaria ante las violencias

Manos Libres

Por Francisco Macías Medina / @pacommedina

La desaparición y posterior hallazgo de los jóvenes Irma Paola Vargas, las hermanas Daniela y Viviana Marquez, así como José Melesio, todos ellos asesinados de forma indignante, debería de provocarnos una reflexión profunda sobre el momento de violencia por el que atraviesa Jalisco y las comunidades que se encuentran distantes a las llamadas metrópolis.

En este caso, la lejanía no es sólo territorial, en el caso de Colotlán lo es en infraestructura carretera o de servicios públicos, de presencia de medios de comunicación públicos o privados que puedan informarnos sobre las preocupaciones o dinámicas de los lugares; de carencia en la mínima seguridad pública.

Lo anterior se refleja en que la información pública gubernamental del nivel municipal o de las distintas delegaciones regionales, por ejemplo, de la Fiscalía de Justicia, es prácticamente anecdótica, con excepción de que ocurra algo que rompa con la inquietante “tranquilidad” y que regularmente obedecen a contextos de una violencia poco contenida con un alto grado de daños y afectaciones a la vida de las personas. 

Apenas intentaba cerrar esta columna y se informaba de la existencia de narco bloqueos en caminos que se dirigen a la Costa Sur de Jalisco, derivados de un “enfrentamiento” ocurrido entre fuerzas federales y “grupos armados”, siempre con una versión que impide que respondamos a las dudas sobre el origen de esas violencias y las razones del por qué se ha estacionado en esas localidades.

Pareciera que las fotografías de vehículos de transporte pesado incendiados se han incorporado como nuevas señales espontáneas de un semáforo de la inseguridad.

Desde nuestra visión privilegiada de vivir en las centralidades, no contamos con información sobre los sueños e intereses de las personas que las habitan, mucho menos de las juventudes: ¿cuáles eran los sueñas de las y los jóvenes asesinados?, ¿Sus pasatiempos?, ¿su dinámica de vida?

Muy probablemente la sensación es de una culpa vergonzosa que me hizo recordar la siguiente frase del Papa Francisco:

La guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal. (251. Fratelli Tutti). 

Sería un buen principio que el Gobierno de Jalisco hubiera mostrado una mayor solidaridad cuando las familias de los jóvenes se manifestaron en la ciudad antes del terrible desenlace, con el mismo interés con el que regularmente se atienden casos de urgencias por motivos de salud o catástrofes – ¿alguién dudaría que no estamos pasando por una de ellas?- . No hacerlo y alegar motivos de fronteras territoriales, deja de manifiesto una visión limitada que nada tiene de empática y de solidaridad con lo humano.

Por eso se prefiere hablar de estadísticas de éxito sobre desapariciones u homicidios, aunque los números no alcancen para dar consuelo a las familias o mover los aparatos de justicia. 

Se comparten imágenes de un quehacer simple de oficinas gubernamentales que confunden y descolocan la importancia de sumarse a un trabajo complejo, desde el silencio, la reflexión y un camino trascedente que sume a la superación de la emergencia que pasamos. Hoy es urgente abandonar el imperio de la trivialización de la imagen y el discurso. 

Por casi única ocasión se guardó un silencio conveniente, porque seguramente en el fondo se reconoce que la disminuida legitimidad no alcanza para sumarse al dolor de las comunidades. Hay que evitar que se convierta en un nuevo discurso que busca que el horror que nos ocurre pase con rapidez para dar paso al olvido y a la falta de memoria, contrario a su dinámica político partidista que busca una actualidad efímera y fantasiosa.

Lo decía correctamente el celebrante en el servicio religioso de los jóvenes al pedir “que la sangre derramada se convierta en semilla de justicia y libertad”, lo cual no se logrará si no nos responsabilizamos del silencio y la inmovilidad ante los actores de la delincuencia organizada, si no renunciamos a la pasividad de exigir a las autoridades locales que levanten la voz en representación de las comunidades, si no exigimos una justicia que no se debilite por la distancia territorial.

Se trata de nuevo de un llamado para que lo que les pasó a Irma Daniela, Paola, Viviana y José no vuelva a ocurrir jamás.

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Francisco Macías Migrante de experiencias, observador de barrio, reflexiono temas de derechos humanos.

1 COMENTARIO

  1. Hola. No estoy muy al tanto de los hechos, pero debo resaltar que al buscar informacion acerca de què se està haciendo para desentrañar esta terrible tragedia, tampoco puedo encontrar nada. .
    Esperaba al menos declaraciones de personas responsables de la seguridad en la zona, ya que prefiero no tomar en cuenta las unicas que oi, que son las que hablan de…resposabilidades territoriales!!!!!
    Cuatro vidas han sido robadas, sin que, al menos, se conjeture que fue un intento de robo, de secuestro, un error.
    La violencia y la inoperancia junto con la miseria y la corrupcion, nos han llevado a lugares que jamas hubieramos sospechado. Una especie de Lejano Oeste, pero donde las armas solo las portan los malos.
    No me da miedo. Me da mucha, pero mucha pena….

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