El archivo UPREZ, una clave en la memoria política de la Ciudad

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Junto a una escuela de Ciudad Neza yace en resguardo un archivo histórico que contiene la memoria de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata, una organización fundamental para la consolidación de los movimientos políticos progresistas que han gobernado la ciudad desde hace 25 años.

Texto: Arturo Contreras Camero / Pie de Página

Fotos: Alexis Rojas

CIUDAD NEZAHUALCÓYOTL.- En la fachada de la secundaria José Revueltas hay un mural del “Ché” Guevara. Junto a él, como si el revolucionario lo cuidara, yace un archivo que entraña la historia y la memoria de la Unión Popular Emiliano Zapata (UPREZ). Son cerca de 800 cajas con más de mil 500 fotografías e infinidad de carteles, panfletos, actas de asamblea, cintas y fotobotones de la organización, un frente emanado del Movimiento Urbano Popular y la lucha por la vivienda.

El archivo estaba repartido en varios lugares, sin una clasificación que pudiera dar sentido a una maraña de recuerdos históricos, hasta hace un mes. Este año la UPREZ celebró su 36 aniversario, pretexto por el que dos historiadoras recopilaron en una sola sede un montón de cajas y se dieron a la tarea de clasificarlas para ordenarlas en un solo archivo.

“Los hemos clasificado en 14 fondos documentales, pero aún nos falta un gran ejercicio de catalogación y foliación para que en un futuro sea más sencilla su consulta. De las cajas, mucho es revisar qué hay y hacer una descripción para cada fondo”, dice al respecto Marilú Herrera Salazar, una de las dos historiadoras a cargo del archivo.

Marilú ha estado cerca de la UPREZ casi toda su vida. Desde que se formó, en 1987, la unión se ha dedicado a la dotación de vivienda y servicios urbanos para sectores populares. Su mamá fue solicitante de vivienda y la llevaba a las asambleas de la organización cuando tenía 11 o 12 años. Fue en esas asambleas donde conoció a Pilar Quintero, fundadora e integrante de diferentes frentes populares y sociales de toda la vida. Años después, cuando Marilú solicitó una vivienda a la unión y empezó a integrarse en la gestión de viviendas ante el  Instituto de Vivienda de la Ciudad de México, volvió a contactar a Pilar, quien la invitó a participar en la comisión de archivo, cuya finalidad era fortalecer el tema de identidad al interior de la misma organización.

Ambas reciben a Pie de Página en el cuarto que resguarda su archivo. Sobre una mesa amplia, Pilar enciende un cigarro y poco después empieza a narrar los inicios de la UPREZ.

lAproximadamente el 80% del archivo se exhibe en el antiguo palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México. Foto: Alexis Rojas.

¡Vivienda primero, al hijo del obrero!

“Nuestra organización, como sabes, acaba de cumplir 36 años de fundada”, dice Pilar Quintero justo después de prender un cigarro. “Al inicio éramos un grupo de compañeros militantes en distintas partes de la Ciudad y el Estado de México, enfrentando toda la cuestión del Movimiento Urbano Popular y teníamos muchas afinidades ideológico-organizativas, todos éramos parte de una misma organización política que se llamaba Organización de Izquierda Revolucionaria Línea de Masas”, cuenta sobre un momento político en que, por la guerra sucia, este tipo de organizaciones se forjaban desde la clandestinidad.

Cuando inició el Movimiento Urbano Popular (MUP), heredero de las luchas por la vivienda de principios del siglo XX, su demanda era tierra y vivienda, pero una vez que eso se garantizaba y se empezaba a habitar un espacio, uno se daba cuenta que faltaba todo lo demás, como agua, luz, drenaje, pavimentación y servicios urbanos.

Para conseguir estos servicios, y para garantizar una interlocución más formal con el gobierno, algunos de los integrantes del MUP decidieron crear una organización de tipo frentista como las grandes organizaciones vivienderas de Durango, Monterrey, Zacatecas y Chihuahua de esas épocas.

Después de un rato de plática, a la entrevista se acerca Felipe Rodríguez Aguirre, otro de los miembros fundadores de la UPREZ, quien gracias a la organización ha sido diputado local, federal y síndico de Neza.

“Es que, cuando no te dan la tierra, la tienes que tomar ¿no? Pero para un bien colectivo ¿no? Aquí tomaban la tierra los compañeros con sus familias. Llegaban y me decían: qué hacemos maestros. Pues meternos. Así con el riesgo y todo. Entonces mucha gente se hizo de su vivienda, sí,  a lo mejor se le voló su terreno a algunos, pero que no lo necesitaban y no pasó nada, ahí están las familias”, comenta sobre los inicios de la UPREZ y cómo se hacían de terrenos para garantizar vivienda a cientos de personas.

En ese entonces la organización se repartía entre el Estado y la Ciudad de México, pero desde entonces ha crecido y ahora tiene bases en Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Tlaxcala y Veracruz. Mientras que en algunos estados son núcleos incipientes, en otros ya hay organizaciones fuertes y bien localizadas.

La Escuela Secundaria José Revueltas, fue la primera que fundó la UPREZ; actualmente la organización de izquierda cuenta con más de cien escuelas, desde preescolar hasta universidad. Foto: Alexis Rojas.

La hegemonía, la división y una nueva opción fuera de la ciudad

Décadas después de su levantamiento, el Movimiento Urbano en su conjunto ha tenido una gran influencia en la política de la Ciudad, reconocen tanto Pilar como Felipe. Sobre todo en la aportación de votos para que las propuestas de izquierda se hicieran de la Jefatura de Gobierno desde 1997. Primero apoyando al PRD y después a Morena, pero este auge también ha sido motivo de divisiones.

“Hemos tenido que sortear situaciones por participar en la política”, dice Pilar. “Porque nosotros somos una organización social pero con objetivos políticos. Entonces, efectivamente, desde la UPREZ hay compañeros que han tenido un papel muy importante en la dinámica nacional. Felipe mismo ha sido parte del Comité Ejecutivo de Morena también. Lo que hemos aprendido es que la política es un oficio duro, y que las hegemonías se pagan muy caras, porque terminan siendo factor de división. Pero eso lo sé ahora”, agrega.

Si bien la organización pareciera no tener la misma presencia hoy que hace un par de décadas, esta sigue teniendo vigencia en los territorios que ocupa, según explica Felipe.

“La UPREZ vive, pero vive porque hemos sorteado, digamos, las trampas de la política electoral. No se la ha chupado ese modelo electoral, como a otros movimientos, porque hay una resistencia a desaparecer como organización social y convertirse en un instrumento corporativo y clientelar de un partido. Ya sea del PRD en ese momento o de Morena”.

Gracias a este ímpetu, sus filas han alcanzado territorios fuera de la zona conurbada y adecuar su enfoque de trabajo. Como sucedió en los 90, cuando un par de compañeros de Neza, migrantes oaxaqueños en la ciudad, decidieron regresar a su natal San Pedro Amuzgos para reclamar la representación política.

“Un día nos dijeron nos regresamos a Oaxaca. Cuando esté todo listo, le avisamos, maestro. No nos vayan a fallar. Estén abusados, vamos a dar una pelea fuerte por rescatar nuestros derechos culturales”, cuenta al respecto Felipe. “Se fueron en el 91 y ya para el 93 nos hablan, por ahí de junio. Ya está listo todo, véngase, tal día y tal hora”.

Cuando Felipe junto con otro par de sus compañeros llegaron al pueblo, después de 24 horas de carretera, se encontraron con cerca de 3 mil indígenas vestidos con su tradicional manta blanca, dispuestos a tomar el control político de su municipio, controlado hacía siglos por blancos mestizos. En ese momento, los citadinos pensaron “¿Qué estamos haciendo allá en la ciudad? Esta gente necesita que los apoyemos y nosotros aprender de ellos”.

Actualmente la organización ha avanzado entre diferentes comunidades indígenas de diferentes etnias, como los otomíes y mazahuas del Estado de México y Querétaro; los purépechas de Michoacán, los huastecos en San Luis Potosí, así como otros grupos en Puebla, Tlaxcala, Oaxaca y Chiapas.

“La gente quiere un puente con la ciudad, con el gobierno, que les respete su cultura, su territorio y nos piden que seamos esos puentes”, apunta Felipe.

Foto: Alexis Rojas.

Memoria con perspectiva de clase y de género

Entre las fotografías del archivo se asoman las siglas del partido socialista y mantas cargadas por mujeres. También construcciones incipientes, en manos de ellas gracias a la amplia participación que han tenido en el movimiento urbano, comenta Pilar. Su gran aporte, es reconocido en este archivo.

“Algunos de los logros importantes de la UPREZ en el movimiento urbano, por cómo se desarrolla en las colonias, es la participación de las mujeres, que es bien, bien grande. Cuando no hay agua, generalmente son mujeres las que tienen que ir a acarrearla. Si no hay escuelas, si no hay drenajes, son cosas que se enfrentan desde lo doméstico”.

Pilar hace una pausa para fumar, y agrega. “Desde antes del 87 –cuando surge la organización– había  planteamientos feministas, pero yo creo que el gran aporte que hace el movimiento urbano popular es que desarrolla un feminismo de clase donde sí se contempla la situación de las mujeres en la sociedad. En particular de las mujeres de escasos recursos. Porque hay un montón de feministas que tienen una posición social muy buena y no se enfrentan a los mismos retos que las mujeres de una colonia popular. Es algo que siempre vimos, que estas mujeres feministas, voy a decirlo: pequeño-burguesa anteponen las diferencias de sexo a las diferencias de clase. Entonces, nosotras vemos que esto no es posible, que en una colonia popular le va mal a hombres, mujeres, animales, cosas, quimeras y circunstancias.

Parte de este archivo se muestra en la exposición El derecho a la ciudad: Los Movimientos Urbanos Populares, que se exhibe en la galería El Ágora, en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento, ubicado en el número 2 de la Plaza de la Constitución (el Zócalo), de lunes a viernes de 11:00 a 17:00 horas; sábados y domingos de 11:00 a 19:00.

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