Trans*formar los espacios de resistencia: lo TERF y las subjetividades queer

¿Quién es lx sujeto político del feminismo?, ¿quiénes pueden luchar y tomar las calles, quiénes desde las orillas y quiénes no pueden ni poner un pie dentro?

Los feminismos están vivos y encarnan a quienes han sido atravesadxs por las violencias heterocispatriarcales.  No hay un solo molde para “ser feminista”;  las formas en las que se nos violenta y oprime, incluso, en las que nos movilizamos y resistimos, son diferentes para cada unx.

Este reportaje nace de la necesidad básica de reconocimiento y de una búsqueda personal y colectiva para encontrarnos en espacios de los que se nos ha excluido. Viene desde las vivencias de una persona trans* no binarix que creció con un feminismo que después le rechazó al nombrarse. Y se escribe desde una postura que denuncia cómo el discurso transexcluyente nos afecta a todas las personas bajo el paraguas de lo trans*.

*Usar la palabra trans con asterisco (*) engloba palabras como transgenero y transexual, y reconoce la diversidad de vivencias dentro de lo trans, como identificarse fuera o dentro de lo binario.

Puedes consultar el Glosario que creamos.

Por Alex Miles / @estonoesunapersona

El Feminismo Radical Trans Excluyente (“TERF” por sus siglas en inglés) tiene su origen en los años 70 en Estados Unidos. Se trata de un discurso esencialista que excluye a las personas trans como sujeto del feminismo basados en una postura biologicista. Sus efectos directos condicionan y revierten el camino andado de los derechos humanos de esta población, especialmente sobre su derecho a la identidad de género o autopercibida.

Cuando decimos que estas posturas se basan en el biologicismo y escencialismo, significa que se sostiene en principios científicos -atravesados a su vez por prejuicios culturales- que atan la genitalidad a un sexo biológico y a un género binario; es decir: pene=hombre y vulva=mujer. 

Aunque se trata de un término autocreado, muchas feministas transexcluyentes afirman que hoy llamarles TERF es un insulto. Por lo que, muchas prefieren llamarse “crítico de género”, un eufemismo que la revista ELLE compara con el de los supremacistas blancos que se autoproclaman “realistas de raza”.

“El feminismo debe ser antisistema, estamos luchando por otras formas de relacionarnos, y movilizarnos, pero estos movimientos excluyentes terminan replicando las violencias por las que luchamos” apunta Nahim (él), autodenominado marika trans no binarix y activista. En su experiencia, el feminismo transexcluyente es una propuesta ideológica que se sostiene sobre el desprecio -cuando no el odio- hacia las personas trans*, así como una forma de feminismo, pero que replica las violencias contra las que debería luchar. 

Nahim (él), en la marcha trans del 2023 enfrente del palacio municipal de Querétaro. FOTO. Alex  Miles.

Un feminismo excluyente no es algo nuevo. Siobhan Guerrero, en su artículo ‘Lo trans y su sitio en la historia del feminismo’, explica cómo a lo largo de la historia del feminismo han existido cuestionamientos sobre quién es el sujeto político de éste. Por ejemplo, se llegó a cuestionar si las mujeres negras y/o lesbianas deberían o no pertenecer, pensando que, ampliar el concepto, podría “desdibujar” o “mal llevar” el movimiento. 

De esta manera, así como en el pasado otras sujetas fueron cuestionadas y rechazadas, hoy algunas miradas cuestionan y rechazan al sujetx trans.

Sin embargo, es importante recordar que los estudios de género se han desarrollado mayormente de la mano de la Teoría Queer, pues ambos discuten las identidades (mujeres en el primer caso, personas gays, lesbianas y trans* en el segundo). En ese sentido, Judith Butler, ha ejercido una gran influencia dentro de la teoría feminista y en los estudios queer/cuir por proponer una concepción del género imitativa y representativa.

Diagrama”Lo trans y lo no binario”. Elaboración propia. 

Trans*: es un término paraguas, es decir, engloba todas las personas que no se identifican con su género asignado al nacer. Puedes identificarte como una persona trans dentro de lo binario, como ser un chico trans (una persona que le asignaron mujer al nacer, pero se identifica como un hombre) o una chica trans (una persona que le asignaron hombre al nacer pero se identifica como una mujer). O puedes identificarte fuera de lo binario, cuando ni la etiqueta de hombre o mujer te hace sentido. Dentro de esto, caben muchas vivencias, como el género fluido, género cuir, demigénero, no binarix, etc.

Hay tantos términos porque, aunque ninguna persona trans se identifique con su género asignado al nacer, cada persona lo puede vivir de forma diferente. Es necesario nombrar esas diversidades, ya que vivimos en una sociedad en la que lo que no se nombra, no existe; sobre todo, porque, si bien, los derechos deben ser para todas las personas, estos siguen condicionados en un sistema que obstruye y no garantiza derechos básicos, simplemente, por quién eres.

Luisa Rebeca Garza López y Ericka López Sánchez en ‘El giro a víctima de los discursos transexcluyentes’, explican que los discursos transexcluyentes se caracterizan por promover la segregación de las personas trans de lugares, espacios, agrupaciones y eventos, a partir de negar la identidad de género y considerar sólo como válido y natural el sexo asignado al nacer. 

Tanet (ella), es música de vocación y psicóloga de profesión, feminista y co-creadora del podcast La crisis de Isis. Relata que al llegar a Querétaro militó en el colectivo Feminismo para todas, al ser la colectiva más grande y visible en el estado; sin embargo, recuerda con decepción cómo se percató que esta agrupación, aunque no se nombra como un espacio transexcluyente, lo es: “algo que me hacía mucho ruido era que cada vez que recibíamos mensajes de ‘¿va a ser inclusiva la marcha?’ nunca contestaban nada. En ningún momento dicen ‘somos transexcluyentes’”. 

La toma de espacios TERF

Silvia Cosio, creadora del podcast Punto Ciego, ahonda en su artículo El terfismo: biologicismo, fundamentalismo, deshonestidad intelectual y discurso de odio en el corazón del feminismo que la reducción esencialista del constructo “mujer”, dentro del movimiento TERF es una postura que se acerca a las teorías tradicionales que sostienen el patriarcado, esas mismas que sustentaron el colonialismo y el racismo. 

Y es que sobre esta postura se establece la construcción de una imagen de “mujer verdadera” que se usa para decir que las mujeres trans no son esas “verdaderas mujeres” por su genitalidad y porque se les crió y se les socializó como hombres en la infancia, por lo que, “crecieron con los privilegios socialmente asignados a los hombres”, explica en su artículo para La Izquierda Diario.

La ONU define los discursos de odio como “cualquier tipo de comunicación ya sea oral o escrita —o también comportamiento—, que ataca o utiliza un lenguaje peyorativo o discriminatorio en referencia a una persona o grupo en función de lo que son, es decir, basándose en su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, género u otras formas de identidad”. 

En este caso el discurso TERF legitima los actos de transfobia y va en contra del avance de los derechos de las personas trans. Puntualmente se contrapone al Plan de Acción de Rabat de la ONU y de la Prueba de umbral sobre discurso de odio, la cual, en su punto 6 establece que “la acción promovida a través de discursos de incitación no tiene que ser llevada a cabo para que dicho discurso sea un delito”. 

Y es que los discursos de transodiantes suelen justificarse como libertad de expresión, sin embargo, sus actos no son sólo una opinión, son la antesala a la violencia física, institucional y social que repercuten en las personas trans.  

La revista Volcánicas hizo un mapeo sobre distintos sectores de TERFS en México, España y Argentina: académicas, juristas y abogadas como Amelia Valcárcel, Alda Facio y Marcela Lagarde, quienes desde las legislaturas, universidades y espacios de poder divulgan y promueven el discurso TERF; otro sector, es influyente en espacios digitales como Twitter en el que se destacan figuras como Laura Lecuona en México y Carolina Sanín en Colombia; también, como las íntegrantes y seguidoras de colectivas feministas jóvenes como Brujas del Mar y Feministas Satánicas.

En México, estos discursos se materializan en figuras con poder político como la Diputada de la Ciudad de México América Rangel y la Diputada Federal María Teresa Castell, quienes,  sostienen un discurso y acción política en contra de las infancias y personas adultas trans. 

Se materializan también en los discursos de activistas que en la historia reciente han dejado una huella y legado para el movimiento en contra de la violencia de género, pero que parecieran no incluir a las personas trans

“Hay que debatir desde el amor, no desde la violencia” contestó de forma evasiva Olimpia Coral Melo, cuyo activismo es reconocido a través de la ley que lleva su nombre y castiga la violencia digital, cuando se le cuestionó cómo las personas trans* figuran en la Ley Olimpia, durante una plática dada el 27 de Febrero del 2023 en el Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro.

También, estos discursos transexcluyentes se materializan en las marchas a propósito del 8 de marzo (8M) en distintos estados de la República. En la Ciudad de México en 2023, durante la movilización, Mikaelah Drullard Márquez y Maria Nahual, ambas chicas trans resultaron violentadas. Y días después, durante la marcha del 11 de marzo Contra el Borrado de Mujeres.

Estos discursos no sólo toman las calles y las instituciones, como mencionó la revista Volcánicas en su investigación, Twitter y en general las redes sociales son plataformas que facilitan la propagación de discursos de odio, lo que explica cómo estas ideas se esparcen. 

Samara (ellix/ella), una chica trans no binarix, estudiante y activista, compartió que han acosado a amistades suyas por las redes, específicamente a una amiga trans. Su amistad participaba en comunidades lesbianas feministas en redes, sin embargo, cuando descubrieron que era una chica trans, la empezaron a investigar, a publicar información de su vida privada, además de “tirar” sus cuentas. En sus publicaciones escribían el número 35, haciendo alusión a la esperanza de vida de una mujer trans, la cual, estadísticamente es de 35 años, producto de los escenarios de violencia y precarización. 

“Incluso había una pagina pseudo feminista donde reportabas personas trans e iban a atacarlas” agrega. 

 

Marcha del 8M del 2023. Pinta lee “Tu transfobia no es radical, es patriarcal”. FOTO. Alex Miles.

El Informe de la Relatora Especial sobre los derechos culturales de Naciones Unidas del 2017,  establece que los fundamentalismos y extremismos atentan contra los derechos humanos. En este reporte se entiende fundamentalismo como “grupos cuyo eje central es el rechazo de la igualdad y la universalidad de los derechos humanos” y explica que entre las estrategias de estos grupos está “la aversión por “el otro”, así como la demonización de los esfuerzos que se oponen a la fijación de estereotipos clasificándolos como “ideología de género”. Esto claramente discrimina a las personas LGBTQI+.

El reporte hace hincapié en grupos religiosos, sin embargo, podemos encontrar similitudes entre los discurso TERFistas y los discursos de ultraderecha que son alimentados por ideologías religiosas, como ahonda el artículo ‘5 similitudes entre el discurso TERF y el ultraconservador’ por Pável Gaona. Hoy en día, estos discursos se posicionan y proliferan dentro de plataformas digitales y gran parte lo hacen desde el anonimato, aprovechándose de la vitalidad y el alcance: 

“Ese tipo de feminismo es fanatismo, lo mismo que hacen los religiosos, es lo mismo que hacen ellas. Es fanatismo ciego llevado hasta el límite de ‘si no crees en mi fé te vas a ir al infierno’. Es el mismo tipo de diálogo que tienen ellas hacía nosotrxs” apunta Nahim (él).

Los discursos de odio se alimentan y propagan violencia simbólica, psicológica y, por supuesto, verbal y física, la cual tiene efectos muy reales en las personas. 

“Yo soy una persona que en este momento es leído como una morra” comparte Nahim, “entonces no me sacan de las marchas y no hay estas violencias físicas. Pero eso no implica que no haya esta violencia simbólica, en la que si yo me nombro en estos espacios habrá un rechazo y una devaluación. Lastima estar en un movimiento en el que he militado y he abrazado, sabiendo que alguien dentro del movimiento ejerce todo ese tipo de violencias y es punitivo con otrxs cuerpxs” sostiene.

Nahim, reunido junto con Tanet (ella), Samara (ellix/ella) y, en línea, Jack (él), Lu (ellx, él, ella) y Nuria (ella) compartieron sus vivencias alrededor de cómo lo TERF ha marcado sus historias de vida, cómo ha transformado su pensar y existir alrededor del feminismo, y los cuestionamientos y hasta violencias que han vivido.

Samara narra que reconoció su identidad de género luego de encontrarse con el transfeminismo, pues se dio cuenta de que más allá de sólo ser “una aliada”, le cruzaban muchas de estas violencias. Sin embargo, su primer acercamiento a lo TERF fue a través de su hermano que es un chico trans. Él, al querer militar en el feminismo fue rechazado y violentado. 

“Actualmente veo un feminismo que me hace sentir muy atacada, muy abandonada y muy violentada”, agrega Samara

Nuria (ella), chica trans creadora de piezas audiovisuales y parte de los equipos de proyectos como DOQUMENTA y Cinema Queer, comparte que su acercamiento también fue en línea, justo antes de su transición. Encontrarse con esos discursos en ese punto tan crucial de su vida “fue dar un paso para atrás” comparte.

Jack (él), un chico trans, estudiante de filosofía y co-fundador de Ternura Cuir conoció la transfobia por los discursos dentro de su familia biológica y por los discursos TERF a través de la academia leyendo a Ana de Miguel “me di cuenta que si esto llega a las morras TERF, les da toda la validación a sus pensamientos, ya que siempre está alejando a la otra banda”. 

Marcha trans* de Querétaro 2023. Resistencia transmasculina. FOTO. Alex Miles.

Dentro de lo TERF, se usa la estrategia de la malgenerización, advierte Leah Muñoz en su artículo ‘¿Qué es el feminismo TERF, el feminismo transfóbico?’. Por ejemplo, suele utilizarse el término de transfemeninos para “nombrar” a las mujeres trans, sin embargo, su referencia o uso alude a su no reconocimiento como mujeres, y se justifica aludiendo a que “sus violencias no surgen de la naturaleza biológica, sino de un constructo cultural, el cual no es verdadero”. Con estos términos y nociones atan el ser mujer con la genitalidad. 

Por otro lado, esto las lleva a concluir que los hombres trans sólo por el hecho de tener o haber tenido vulva, sí son sujetos del feminismo. Sin embargo, no son sujetos bienvenidos en los espacios feministas y menos si tienen algún tipo de cispassing.

El cispassing es un término acuñado del inglés que usa el verbo “pass o pasar, conjugado en una acción que está ocurriendo (terminación –ing). Y se refiere a que la persona trans está “pasando” como mujer o como hombre ante la mirada de lxs otrxs: una persona trans puede ser leída como una persona cis por su performatividad de género -su ropa, su fisico, su forma de adornar su cuerpo-. 

Esto también deja en una área muy gris a las personas dentro del espectro no binario, ya que, puede ser una persona AFAB (siglas en inglés de Asignado Femenina al Nacer) o AMAB (siglas en inglés de Asignado Masculino al Nacer), pero aún no ser bienvenidxs en el feminismo TERF

Hay que recordar que la invalidación es un acto de violencia.

El discurso mata 

“El apalabrar y nombrar no solo afecta en el discurso simbólico, si no físicamente. La violencia no es algo lejano” apunta Nahim. 

El informe del 2020 del Observatorio Nacional de Crímenes de odio a personas LGBT reconoce como crímenes de odio “aquellos comportamientos y expresiones con formas violentas de relación ante las diferencias sociales y culturales. Los crímenes de odio se sostienen, ante todo, en una densa trama cultural de discriminación, rechazo y desprecio. Es decir, son comportamientos culturalmente fundados y sistemática y socialmente extendidos de desprecio contra una persona o grupo de personas sobre la base de un prejuicio negativo o un estigma relacionado con una desventaja inmerecida, y que tiene por efecto dañar sus derechos y libertades fundamentales, ya sea de manera intencional o no.”

El informe registra que el 45% de las víctimas de crímenes de odio fueron mujeres trans. La principal causa de muerte fue por armas: las de fuego y las punzocortantes representaron el 66% de las causas de muerte. Además, el 54.68% de las víctimas tenían señales de violencia y/o agresiones sexuales, esto habla de degradación y deshumanización que enfrentan las víctimas antes y después de los homicidios.

De los datos que proporciona el informe, el 39.75% de las personas LGBT fueron asesinadas en espacios públicos: 46 de esos homicidios ocurrieron en la calle, 4 en la carretera y 14 en diversos espacios públicos. El siguiente porcentaje más alto, el 38.52%, fue en la casa de la víctima: 62 personas fueron asesinadas en su propio domicilio. Además, 2.48% de los homicidios ocurrieron en otros domicilios, sean de familiares o conocidos de la víctima o bien del agresor o desconocidos. Finalmente, 9.94% de los homicidios tuvieron lugar en bares o antros, hoteles o lugares de encuentros. 

Pareciera que no hay espacios seguros para las personas trans, tanto en espacios privados como públicos hay posibilidad de agresiones. 

Hay un llamado a las autoridades y al Estado a no sólo reconocer la identidad de género  autopercibida y libremente manifestada, un derecho llave indispensable para poder acceder sin discriminación al resto de las libertades. Sino también, a garantizar la protección de las personas trans contra la violencia, la tortura y los malos tratos, así como al acceso a los derechos a la salud, a la educación, al empleo, a la vivienda, a la seguridad social y a la libertad de expresión y de asociación. 

Para el 2022, 19 estados habían realizado reformas y tipificado procesos para el reconocimiento y la protección a personas trans para legalmente buscar cambiar su identidad ante la ley. Querétaro no es uno de esos estados, no coincidentemente es un estado cuya afiliación política reside con el PAN, partido reconocido por su postura conservadora, de ultraderecha y antiderechos. 

Trans*formar los espacios

Marcha 8 M del 2023 en la glorieta ‘El Tanque’ en Zaragoza. FOTO. Alex Miles

Entonces, si no hay espacios seguros en lo publico y privado, ¿qué sucede cuando, incluso, dentro de los espacios de resistencia feminista se ejercen violencias deliberadas y se propagan discursos de discriminación? Sucede que las personas dejan de tomar espacios, resistir, pronunciarse y luchar.  

“Sentí vacío, mucho vacío. Me sentí muy triste. Al final decidí no ir a la marcha, me sentí desplazado. No voy a donde no existo” comparte Jack sobre cómo vivió las movilizaciones del pasado 8M. “También no sabía si no ir a la escuela al día siguiente por el paro, pensaba que dirían “si no es morra por qué faltó” pero, al final, me siguen cruzando violencias”.

Nuria lo vivió de forma parecida, “estoy muy desentendida de todo eso, ahí no existo”. Asistir a la marcha como personas trans*, no se siente un lugar seguro. Y con toda razón, pues Tanet, estando en la organización de la marcha transincluyente del 2022, apunta que ese año morras transexcluyentes al enterarse que iban a ir personas trans, propusieron llevar navajas. 

“Al final el 8M es el día de la mujer, no el día del feminismo. Si fuera el día del feminismo estaríamos todxs, con la X y la E grandísimas” agrega Jack

 “Específicamente este 8 de marzo, para mí no era una opción salir. Es más, si salía a un lugar público, estaba en peligro. Para mí es desgarrador porque hubiera amado haber tenido la posibilidad de participar en esa marcha”, comparte Samara. 

Cuántos espacios tengo que dejar de pertenecer por estos discursos. Cuántos lugares me tengo que estar cuidando de ir. Esto obviamente tiene consecuencias emocionales similares a si alguien te estuviera diciendo todo el tiempo “oye te odio”, “oye no vales’” agrega Lu.

Este 8 de marzo la incertidumbre inundó el chat de Queeretara, un espacio digital integrado por alrededor de 140 personas de la comunidad LGBTQI+, especificamente Ballroom de Querétaro que funge como un sitio de organización, apoyo, acompañamiento, chismecito y medio de comunicación importante.

Sus integrantes se preguntaban qué pasaría durante la movilización de este año, quiénes podrían acudir y si era realmente seguro, ya que en años anteriores, aunque las convocatorias llevan el lema para “todas las mujeres”, esto no es del todo así.

Se compartió en el chat que si alguien pensaba asistir a la marcha, tendría que acudir con “mucho cuidado” y que no iba a ser un lugar muy seguro. También compartieron que el contingente organizador, Feminismo Para Todas, había convocado a pláticas del “Borrado de mujeres”. A esto se suma la falta de protocolos de seguridad que, de acuerdo con la agrupación, son determinantes ante situaciones de riesgo o represión, como los acontecidos durante la marcha que terminó en la fiscalía de Querétaro en donde hubo una confrontación con las autoridades. 

El contingente organizador no tuvo protocolo de seguridad.

Sin embargo, la resistencia persiste. Hubo colectivas y contingentes transincluyentes que organizaron actividades alternas a la marcha. Si bien, reconocen que esto no logra quitar del todo el enojo y la violencia hacía personas trans, buscan empezar a hacerlo. Una de estas alternativas fue de parte de Femana, una colectiva transincluyente que nació en 2020 como respuesta a una necesidad de la comunidad de estudiantes de la Universidad Anáhuac.

Marcha del 8 de marzo 2023. Humo morado y cartel que lee “Sisters not Cis-ters”. FOTO. Alex Miles

Regina Vital (ella/elle), activista feminista y persona demigénero residente de Querétaro, integrante de Femana, explica que al estudiar en la Universidad Anáhuac, mujeres y minorías se enfrentaban a indiferencia institucional e, incluso, exclusión y otras violencias simbólicas. La colectiva creció y se han involucrado en movilizaciones públicas, fueron ellxs quienes terminaron convocando a una marcha por separado a la organizada por Feminismo para todas de este año. Si bien, seguían la misma ruta -empezar en La Alameda, subir y bajar por Zaragoza y entrar al centro histórico de Querétaro para terminar en Plaza Constitución-, caminaron por separado del contingente transexcluyente.  

Regina cuenta que Femana sí tiene un protocolo de seguridad. En la marcha se pudo ver que procuraban a las personas trans asistentes, acompañándoles durante todo el camino, especialmente, al pasar cerca del contingente transexcluyente.

Para mí es algo de coherencia, si abogo por espacios de resistencia, que sean íntegros e inclusivos” comenta Regina, sobre el trabajo que busca hacer con la colectiva que es parte. 

“Verdaderamente crear estos espacios dentro del feminismo es lo mínimo que podemos hacer para el reconocimiento”; elle sabe que hay una necesidad de construir espacios seguros y usar pañuelos rosas en las marchas (símbolo de solidaridad a mujeres trans) no es suficiente: “Las personas no deberían preocuparse por existir” apunta, “ni deberían de pedir permiso”.

“No hay tanto esta cuestión de una lucha para quienes nos atraviesa y hemos sido históricamente violentadxs. Ahí radica mucho el porqué las personas trans debemos tener un espacio dentro del feminismo”, dice Samara, quien advierte que actualmente hay una aparente disputa entre “quiénes pertenecen al feminismo y quiénes a la otredad”. 

El gozo y la ternura también son resistencia

Participantes de la marcha trans* 2023 en Querétaro frente al palacio municipal. FOTO. Alex Miles

La resistencia es abrir espacios y crear los propios. 

El sábado 25 de marzo, dos semanas después de la marcha de 8M, Queretrans, Queeretara y Ternura Cuir, colectivas LGBTQI+ de Querétaro, organizaron la segunda marcha trans del estado. En la primera fueron alrededor de 10 personas y este año fueron más de 80. La movilización tenía como motivo ponerle foco al Día de visibilidad trans, sin embargo, con el contexto de la marcha del 8M tan cercana, se sintió también como una respuesta desde la agencia. Incluso, se retomaron consignas de las marchas feministas, como “señor, señora, no sea indiferente, nos matan a lxs trans* en la cara de la gente”. 

La marcha tomó lugar a las 4 de la tarde en Jardin Guerrero.

“No fui con ningún miedo” dicen quienes asistieron, era como llegar a un espacio de reconocimiento mutuo, acompañado por una rabia revolucionaria y colectiva, pero sobre todo, propia -nuestra-. 

Al llegar a Plaza de armas, Glenda, una de las mujeres trans organizadoras y militante de la comunidad LGBTQI+ en Querétaro leyó un manifiesto, en el que expresaba lo siguiente: 

 “Nosotrxs nos borramos, nos borran. No violentamos, nos violentan. No asesinamos, nos asesinan. Basta de campañas de odio, basta de querer volvernos agresoras cuando nos agreden, nosotrxs no torturamos, nos torturan. Dejen de querer invizibilizarnos desde la infancia hasta la vejez y hasta la muerte. Pedimos que nos dejen ser libres, a vivir. A que no nos sigan matando física y mentalemete. A ser nosotras, nosotros y nosotrxs. No al olvido y borrado de nuestra memoria, aquí está la resistencia trans*, aquí está la resistencia no binarix”.

Foto grupal de los integrantes de la marcha trans* 2023. FOTO. Alex Miles

“¡Nuestras vivencias trans y el acuerpar las calles, pone al sistema en jaque, es un acto político. Es un pronunciamiento y una resistencia!” manifestaron.

Regina Vital está segure de que la rabia quema al miedo. Reunirse, hablar y manifestarse “es una pinche resistencia encabronada”, advierte Nahim. 

Después de la marcha, lxs mismxs colectivxs organizaron un evento de Ballroom en donde el acuerpamiento siguió sucediendo. 

Los argumentos TERF posicionan a las personas en un lugar en donde no se persigue la tarea política de cuestionar los sistemas de poder ni los discursos de odio. Encima de eso, limitan la posibilidad de construir una sociedad en donde todxs podamos vivir una vida digna.

“Yo le agradezco a la vida ser una persona trans porque cuánta ternura tenemos, cuánta cosa podemos abrazar. Y claro que hay temas dentro de la comunidad, pero nosotrxs tenemos una resistencia, una vivencia, una ternura y un cariño que viene de un lugar doloroso, fuerte, pero con el que buscamos otras formas con las que construir una colectividad”, concluye Nahim. 

Nuestra lucha es por la reivindicación de nuestrxs cuerpxs, autonomías, his­torias y derechos. Tenemos un lugar en el feminismo. Nadie como no­sotrxs para ver los ejes de violencia sistémicos e históricos que nos han violentado y nadie como nosotrxs para entender que la interseccionalidad es la herramienta clave para navegar las aguas de la diversidad y la complejidad de las subjetividades. Porque como reconoce Samara, “mi cuerpx causa caos”.

***

Es un proyecto auspiciado por la Fundación Internacional de Seattle (SIF, por sus siglas en inglés), a través del Fondo para Jóvenes de Centroamérica y México (Fondo CAMY) y Philanthropy Lab de la Universidad de Washington (UW). 

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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