Infancia Migrante en México: la empatía como estrategia de protección y visibilidad

DOXA

Por Tayna Camila Martínez Ajuria

¿Cuáles situaciones enfrentan los niños y adolescentes migrantes en México? ¿Cómo se puede apoyar y visibilizar a los menos sin acompañamiento que transitan por el país? ¿Qué cambios pudieran hacerse para sensibilizar a la sociedad?

Esas son algunas preguntas que surgieron de un espacio de diálogo con jóvenes migrantes en el mes de marzo de este año. En esa ocasión, en un recinto universitario del ITESO, cuatro jóvenes de diferentes nacionalidades dieron su testimonio sobre las experiencias que enfrentaron para tener una nueva vida en Guadalajara, estado de Jalisco. Llegaron a México siendo menores de edad, y relataron parte de esa experiencia.

Cada año, miles de niños, niñas y adolescentes migrantes acompañados o sin acompañamiento llegan a México para huir de la situación de sus países, o con el propósito de encontrarse con sus familiares en Estados Unidos. Suman también miles las detenciones y deportaciones de menores de edad. Durante su estancia en territorio mexicano, muchos sufren falta de protección de las autoridades, discriminación, revictimización, y violaciones a sus derechos. Estos testimonios ayudan a visibilizar parte de ese problema.

Julio (Nicaragua): Teniendo 17 años tuve una discusión con mi mamá, recuerdo dos días antes de salirme de Nicaragua. Vine a México y vine desde Tapachula, porque quería ser peleador. En Tapachula comencé a entrenar con la primera persona que me dio una ayuda y tenía un gimnasio. Estuve un tiempo en un albergue cinco meses. Ha sido un proceso un poco complicado. Mi primer trabajo fue en una imprenta. Tuve muchos choques al principio. A pesar de todo, creo que he seguido mi lucha y mis sueños a pesar de las dificultades. No soy diferente a ninguno de ustedes por mi nacionalidad. Hace poco tuve mi segunda pelea profesional, y sigo echándole muchas ganas. Desde mi experiencia, algo que cambiaría sería los comentarios que escuché o me llegaron a hacer. Una vez me tocó, en el aeropuerto de Ciudad de México, una situación por una pelea que tendría en Costa Rica. Las autoridades del aeropuerto no me dejaron salir, aunque tenía todos mis documentos en regla. Me separaron del grupo, me dejaron aparte y cerraron el vuelo. Más allá de la pelea, yo tenía tres años y medio sin ver a mi familia. Eso fue a finales de noviembre de 2022. Iba a ver a mi abuela, mis primos y tíos. Una persona que me dijo “No vas a viajar”, sólo por eso, no pude ver a mi familia. Ya me imaginaba dándole un beso a mi abuela. No pude hacerlo porque una autoridad migratoria decidió no dejarme viajar. A los dos meses se presentó otra oportunidad en París, ahí me dejaron. Y sí fui, pero yo quería ver a mi familia, quería ver a mi abuela, a mi mamá y a mi hermana. Esa situación me marcó mucho en ese momento.

Armando (El Salvador): Tengo 23 años y llevo ocho años viviendo en México. Estudio la carrera de derecho en el ITESO. En cuanto a los derechos en México, sí tengo tres aspectos que destacar, y que tengo muy presente. El primero es el rechazo hacia las personas migrantes, la discriminación. La segunda que anoté es la tarjeta que el Instituto Nacional de Migración otorga a las personas refugiadas y que en los trabajos no se les reconoce, a pesar de tener la condición de refugiados. Y la tercera, y más importante, es el tema de los niños, niñas y adolescentes, donde no reciben la atención necesaria, y esto provoca que los niños no tengan protección. En mi caso, llegué a México cuando tenía 17 años, y para realizar trámites, hacer una denuncia por un asalto, tenía que tener un representante, y hasta hoy me apoya. Una vez, recuerdo que no me quisieron atender en el hospital, y me solicitaron un expediente, y terminé acudiendo tres días. Al final, cuando finalmente me atendieron gracias a la intervención de mi representante. Recuerdo que salió una doctora y dijo: “Cómo puede ser que estén atendiendo al pinche migrante, antes que a un niño mexicano que se esté muriendo ahí dentro”. Considero que en el Instituto Nacional de Migración hay preferencias por nacionalidades, y que a los centroamericanos nos tratan de menos, incluso en comparación con otras nacionalidades. Una familia me acogió, tuve esa suerte, y eso cambió mi perspectiva de estar aquí. Esa parte es importante, incluir a las personas en la sociedad. No es solamente venir a trabajar, es también conocer las historias de vida de personas muy preparadas que vienen y no pueden ejercer acá, o encuentras solamente trabajos de servicio. Sería bueno que existieran otras oportunidades.

Frenesí (Guatemala): Me gustaría comentar el tema de lo difícil que es conseguir un trabajo acá, y también estudiar. Vine a México con 15 años como menor de edad no acompañada. Estuve detenida durante al menos tres meses. En mi lucha de seguir con mis estudios necesitaba alguna alternativa para poder estudiar, y en ese momento me volvieron a detener, y en esa ocasión sí fue por dos años. Quiero hacer énfasis en que no hay suficientes albergues para personas adolescentes. Me dijeron que no podían meterme a una casa hogar porque ya tenía quince años, y me metieron a un centro de rehabilitación. Pasé por, al menos, cuatro centros de rehabilitación. Eso sumado a ser migrante, y que ni siquiera te dan insumos, ni siquiera un champú o una barra de jabón. Todo esto se dio por el hecho de que yo me acerqué a una institución para arreglar mi documentación con el objetivo de estudiar acá en México. Por esa razón me detienen hasta mi mayoría de edad. En esos dos años estuve detenida cuatro veces. Ahí conocí a FM4, y ahí supe que esos dos años, que no pude estudiar, tampoco se habían ocupado de mi caso. Cuando salí de esos sitios de rehabilitación, arreglan mi documentación y obtener la residencia permanente. Salí con muchísimos traumas más de los que ya traía de mi país, de la situación que existe allá. Finalmente pude trabajar en los trabajos que nadie o casi nadie quiere. Lo cual no está mal, pero se sufre muchísima explotación laboral, con dieciséis horas de trabajo diario y un día de descanso a la semana. ¿En qué momento puedo lograr estudiar? Cuando busco un trabajo mejor, con mejor horario y sueldo digno, si cuando lo intento me responden que soy refugiada y no nací en México. Es algo que me afecta, tener que escoger entre tener comida en mi mesa o estudiar. Me habría gustado que existiera mayor empatía, la capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona. He tenido ya dos accidentes, recuerdo que en uno de ellos me pidieron que llamara a un familiar mío por ser refugiada. Si no venía alguien a rescatarme, no podrían llevarme a un hospital para atender mis lesiones. Fueron situaciones muy fuertes. Quisiera que no hubieran tantos requisitos para atender tu salud, o que debamos esperar tantas horas, días, incluso, hasta que alguien se decida a darnos el derecho a la salud. Que existieran más albergues y casas hogares para que la alternativa no sea meterlos a centros de rehabilitación por falta de espacio. También cambiaría el clasismo que muchas veces he sentido, porque soy una persona que siente, y a la que le duelen las cosas. Me gustaría también decirles que valoren a sus papás, y la oportunidad que tienen de estudiar, de acceder a cursos, escuelas, universidades, el tener un plato de comida sin tener que trabajar dieciocho horas al día.

Neymar (Venezuela): Mi proceso migratorio empezó cuando comencé el ITESO. Mi familia llegó acá hace dos años. Apliqué a la universidad, envié una carta explicando la situación. Pasaron tres meses, pero finalmente la universidad me respondió. Cuando llegué no tenía ninguna conexión acá, ni siquiera tenía mi documento migratorio. No es un tema que se hable. Un día llego tarde a mi clase y le platico a un profesor la situación que tenía con mis documentos migratorios, y también gracias a FM4. Con la llegada de la pandemia no tenía una red de apoyo, no tenía amigos, mi familia trabajaba todo el día, y desarrollé diabetes en ese tiempo. Comencé a sentirme mal, no podía ir al IMSS, me enfermé y colapsé. Y sí, llegué a este país, y tuve ciertas redes, y cierto apoyo, pero en estas situaciones no podía tener atención médica y tuve que quedarme en casa. Por suerte he encontrado lugares en donde he podido acceder a medicamentos, pero incluso con residencia permanente me han dicho que muchos mexicanos se encuentran en lista de espera, y que no es posible que una persona que no es de aquí reciba una atención prioritaria. Ese tipo de situaciones te hace sentir que tienes una etiqueta donde quiera que vayas, sólo por no ser de México. En el momento en el que te escuchan hablar o decir algo. Siento que, en cuanto a desafíos, cambiaría las puertas que se cierran para los migrantes. Mis compañeros de estudios han tratado de ser empáticos y se han sensibilizado, pero también me han tocado personas de otras carreras cuya actitud ha sido “Qué fastidio” “Ya va a contar su historia” o “Ya va a decir algo”. Solamente por el hecho de escucharte hablar, es algo que les repele. Ese tipo de situaciones se repiten mucho, y es bueno, o sería muy útil tener amigos que nos puedan ayudar en el proceso de adaptación, ya que la comida es nueva, las costumbres son nuevas. Tener personas de apoyo es fundamental.

Aunque existen nuevas reformas legales vigentes desde enero de 2021 que prohíben la retención de menores de edad y sus familiares en estaciones migratorias, y establece que se les reubique en Centros de Asistencia Social (CAS) o en albergues, e incluso instruye a las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) para remitir esos casos a las Procuradurías de Protección de Niños y Adolescentes, un artículo de WOLA destaca que menos del 20 por ciento de los menores detenidos entre enero de 2021 y mayo de 2022 recibieron un tratamiento acorde a las reformas de diversos artículos de la Ley de Migración y de la Ley de Refugiados, en materia de Infancia Migrante.

Bibliografía consultada:

Borbolla, S. O. (2023, abril 13). Niños, niñas y adolescentes migrantes corren peligro ante falta de protección de los gobiernos de México y Estados Unidos. WOLA Incidencia a favor de los derechos humanos en las Américas. https://www.wola.org/es/analisis/ninos-ninas-adolescentes-migrantes-peligro-proteccion-mexico-estados-unido 

***
DOXA MCC es una columna de opinión de la generación 2021-2023 de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura del ITESO. 

Comparte

ZonaDocs
ZonaDocs
Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Quizás también te interese leer