“No es libertad, es odio”: Javier Milei contra las poblaciones disidentes en Argentina

El 5 de marzo, dos personas entraron al domicilio de una militante de la agrupación política HIJOS en Argentina. La torturaron, la amenazaron, le dijeron que no hablara más y pintaron en la pared: “Viva la libertad carajo”, el lema de campaña de Javier Milei. 

Esta es una entrevista con Sabrina Bolkë, militante por los derechos humanos y la cultura y quien sobrevivió al ataque. 

Por Ángeles Sánchez / instagram: @angieesannchez / twitter: @angiesannchez

Fotografías cortesía Sabrina Bolkë

El domingo 5 de mayo a las 23.30 de la noche un hombre puso  una bomba casera en un cuarto donde vivían cuatro mujeres lesbianas en el barrio de Barracas en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina tres de ellas fallecieron  por las lesiones que causa el incendio.  

Las fuerzas de seguridad nacionales entraron en plena noche para hacer allanamientos en las casas de dirigentes de organizaciones sociales y comedores comunitarios, después de supuestas denuncias que se realizaron en una línea telefónica que dispuso el gobierno nacional. La ministra de seguridad, Patricia Bullrich en su cuenta de X publicó: “Esta es la primera vez en la historia en donde se allanan a las organizaciones —entre ellos, Jeremías Canteros, integrante de la mesa nacional del Polo Obrero— que extorsionaban a las personas para ir a las marchas.” 

Nicolas Marques, escritor y amigo personal de Javier Milei, dijo en un programa de radio que “la homosexualidad es una conducta insana y autodestructiva” y no le temblo la voz ni salió a arrepentirse o pedir disculpas. 

El presidente encabezó una guerra virtual contra artistas y periodistas por redes sociales: puso likes en la red social X y reposteó comentarios misóginos, beligerantes, homofóbicos y de discriminación hacia personas con síndrome de Down.  

¿Cuándo los discursos de odio dejan de ser palabras y se convierten en acciones?

Los discursos de odio dejaron de ser discursos: hay una naturalización de la violencia que permite que las palabras, pasen a ser hechos. La escalada de violencia salta del terreno virtual para materializarse de forma tajante en la cotidiana argentina: “naturalizan la violencia, como cuando en 1975 la Triple AAA ponía carteles que decían “haga patria mate a un montonero”, hoy estamos viviendo algo similar, de pronto está bien matar a un puto”, dice Sabrina Bolkë, militante por los derechos humanos y la cultura. 

Sabrina Bolkë


Sabrina es la militante de HIJOS que sobrevivió al abuso y la tortura del 5 de marzo. Continuar poniendo el cuerpo y la voz en un momento tan complejo es muestra de la valentía y convicción que tiene.
Esto no se parece a una democracia, hay que decirlo: Javier Milei ganó por el voto popular pero no se comporta de forma democrática, no gobiernan como una democracia”.  Hay que recordar que en entrevistas previas a su asunción al cargo, cuando a Milei le preguntaban si creía en la democracia, esquivaba la respuesta. 

¿Cómo construimos nuestras trincheras para hacerle frente a tanta violencia?

“Siempre en cada momento de la historia, en cada momento, existen voces disidentes, no importa el momento político que esté ocurriendo, siempre existe una voz alternativa. Y en este momento donde hay una exacerbación de la economía, del neoliberalismo, de la individualidad, el arte, crear arte es invertir de manera desobediente el tiempo. Tiene que ver con un enriquecimiento del alma, del goce, de la felicidad, es una apuesta por la felicidad, por la solidaridad. Es un manifiesto contestatario y de desobediencia política. Generar trinchera desde la construcción del sentido común a través de los lazos de solidaridad y de goce, donde para ver arte siempre tiene que haber otro, no existe el arte en el vacío, no existe para une. Siempre hay un otre. Une produce y otro recibe y se dialoga.” afirma Sabrina, que también sostiene que, a través de la cultura, “hay que denunciar que esto no se parece a una democracia, desde los diferentes lenguajes de la cultura: la poesía, el arte, la música. La cultura no es de un gobierno o de una fuerza política, pertenece al pueblo, a la sociedad, la construimos”. 

Sabrina presentó su primer libro “Transbianismo, cuerpo y mutilación” en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires el pasado miércoles 9 de mayo, cuando a pocos metros estaba Nicolas Marques, el biógrafo de Javier Milei, que desde hace años viene “construyendo un plafón cultural fascista, que produce contenido que justifican a través de supuestos científicos. Esto no es nuevo, existe desde 2006, y otro representante es Agustín Laje” opina Sabrina. 

Laje es otro de los personajes que a través de sus libros (es el autor de “El libro negro de la nueva izquierda”) y redes sociales reproduce discursos de odio y fomenta la violencia, cobró mucha popularidad durante las discusiones sobre la legalización del aborto en Argentina y se ha convertido en un “símbolo” de la “batalla cultural” que encarna La Libertad Avanza, el partido político que encabeza Javier Milei y que lo llevó a la presidencia. Para Sabrina, estos autores son los que generan la idea de “ese otro a perseguir, que no tiene lugar en esta sociedad”. 

No es sorpresa que las situaciones de violencia se reproduzcan: Argentina registró el 8,8% de inflación en el mes de abril, la pobreza alcanza al 48,3% de la población, según los cálculos de la Universidad Di Tella y el humor social se convirtió en un caldo de cultivo para las acciones violentas que el gobierno insiste en considerar como “aisladas” o “sin importancia”. 

No me sorprende, Javier Milei hizo campaña haciendo esto: campañas de odio contra los empleados estatales, las mujeres, las diversidades…no me sorprende que esto pase, porque toda su campaña fue una campaña de odio. Me parece que existe un caldo de cultivo de odio y persecución a todo lo que ellos llaman lo distinto, lo diferente o los que no son los argentinos de bien, los que no son moral ni estéticamente superiores, como decía Milei cuando estaba como candidato. Todas esas amenazas pasaron a materializarse, con 3 mujeres asesinadas en Barracas, prendidas fuego, diferentes ataques por parte de grupos libertarios. Y si tiene que ver con un estado de la situación actual, hay un contexto donde se enmarcan estas acciones.” Sabrina sostiene que hay “una parcelación de la sociedad, se rompen los lazos de solidaridad y cuando pasa eso se configura la idea de mala víctima, se legitima esa figura”. 

Mientras el presidente insiste en que las personas “tienen que esperar y tener paciencia”, la situación se vuelve cada vez más crítica para los sectores siempre postergados de la Argentina: la población empobrecida, las mujeres, las disidencias. Milei emprendió una batalla con objetivos muy claros: para él, el problema del país son los “ñoquis” (como llama a los trabajadores estatales) y no deja de repetir que el Estado es obsoleto y no sirve para nada. “Siempre los más pobres son los más expuestos a la violencia y a las enfermedades: lo vimos con la pandemia en su momento y ahora con la epidemia de dengue. Pero en el crimen de odio de Barracas esa situación crece: eran cuatro mujeres viviendo hacinadas en una habitación.” opina Sabrina. El gobierno de Javier Milei ha ajustado las políticas públicas de contención social y ha cortado la asistencia a comedores comunitarios, lo que expone a muchos argentinos y argentinas a situaciones de extrema vulnerabilidad. 

Una cosa es el discurso de odio, y otra el discurso de odio convertido en políticas públicas. Con la crueldad de despedir 70.000 trabajadores del Estado, inclusive hoy hay el triple de despedidos en el sector privado que en el público. O sea que este gobierno viene a achicar la planta de trabajadores, el desempleo ha subido enormemente. Y después el cierre del INADI (Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo), del Ministerio de Mujeres, de Secretarias de Género, disolución de programas que tienen que ver con educación sexual integral, que han sido programas que han servido enormemente para detectar casos de abuso en infancias, ese tipo de cosas son las que terminan, no sólo reduciendo el Estado y la planta de trabajadores estatales, sino también promueven la desinformación para seguir perpetuando un sistema netamente cruel, patriarcal. Hay una apuesta por hacer del discurso de odio una política pública.” 

El vocero presidencial, Manuel Adorni, sostuvo en su conferencia de prensa matutina: “no me gusta definirlo como un atentado hacia un determinado grupo, colectivo, está mal, es terrible, repudiable, sea contra quien sea” y luego, por la red social X, negó que exista la palabra “lesbicidio”, publicando junto al mensaje una captura de pantalla de la página de la Real Academia Española. Este discurso que se repite una y otra vez busca invisibilizar el motivo del crimen: el odio hacia las mujeres lesbianas. No es nuevo que el gobierno nacional ponga en duda o minimicen situaciones como estas, después del ataque del cual fue víctima Sabrina en marzo de este año, el mismo presidente dio like a una publicación en la que ponía en duda la veracidad de su relato. Tampoco hay que olvidarse que Javier Milei fue una de las pocas figuras nacionales que nunca repudió el intento de magnicidio que sufrió la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Esto no es libertad, esto es odio”, menciona Sabrina. 

Hay líneas que conectan los hechos, hay vulnerabilidad que se recrudece contra los sectores postergados de siempre en tiempos de crisis económicas y sociales, pero sobre todo hay actores que echan más leña al fuego, avivando una llama de violencia. “En cuanto al ataque del 5 de marzo, está todo hilado, no se puede decir que lo que pasó conmigo el 5 de marzo está netamente relacionado con el ataque de Barracas. Pero si por ejemplo está relacionado con el ataque de ayer, donde también firmaron con las siglas de VLLC con una bala, amenazando a dos estudiantes de la Universidad de Rosario. Pareciera que ya es su firma, ¿no? El VLLC como una de las firmas a los ataques que hacen grupos llámese libertarios, de revolución federal, la de los copitos. O cualquier tipo de terciarización de la violencia.”

 Carlos Jauregui, activista LGBT argentino decía que “el origen de nuestra lucha está en el deseo de todas las libertades”. La realidad argentina está muy lejos de la defensa de la libertad, y el gobierno nacional tiene la responsabilidad de parar la escalada de violencia antes de que se termine de enquistar en una sociedad que ve cómo sus proyectos de vida, sueños y deseos son frustrados desde hace ya una década.

Siempre hay lugares de resistencia, la literatura, el cine, la música, las universidades, la filosofía. Han construido disputas de construcción de sentido pero los medios hegemónicos son muchísimo más poderosos. Ya no se trata del diario La Nación, Clarín, hay algo mucho más complicado que son las redes sociales, Instagram, TikTok, plataformas donde se construye sentido desde otro lugar. Parece que hay una batalla cultural que dar y bueno, en esos lugares no creo que el campo popular pueda ganar pero sí creo que si bien las redes son de Mark Zuckerberg, las calles son del pueblo, son de la gente. Y son el escenario para disputar y construir sentido de manera más genuina.” 

En vísperas de un nuevo #NiUnaMenos, el 3 de junio en Argentina, la invitación no es solo a ocupar las calles para disputar sentido, sino, sobre todo, para defender la vida y el país. 

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

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