Sin Andamiaje: Falta de regulación y vigilancia arrebata la vida a trabajadores de la construcción

Una revisión hemerográfica revela que, en los últimos 14 años, 64 trabajadores de la construcción han perdido la vida en accidentes laborales ocurridos en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), una cuarta parte de estas muertes (18) ocurrieron en la edificación de las llamadas torres verticales que comenzaron a proliferar en Guadalajara y Zapopan en los últimos años.

En esas mismas construcciones, postales de la gentrificación de la ZMG, una decena de accidentes (principalmente caídas de más de 10 pisos) han ocurrido sin que esto haya detenido ninguna de las obras. 

¿Por qué trabajar en el sector de la construcción significa un enorme riesgo para los trabajadores? Lamentamos hacer un spoiler, pero la respuesta está en la falta de regulación y vigilancia de parte de las autoridades, pues mientras los medios reportaban dichas muertes y accidentes la Secretaría del Trabajo y Previsión Social de Jalisco, informó por transparencia, que sólo conoció de un accidente fatal, del resto ni se enteró.

Por Mayrani Ventura, Citlalli Valle, Lilian Sánchez, Michelle Benítez y Salvador Velasco(Insta: @iamayranii (IG), @citla_bong (IG), @liliansnchzs (IG), @_mymich (IG), cha_sko (IG)

Casimiro, un albañil de 76 años, se toma un café mientras ve las noticias. Después se pone una chamarra que abriga el cuerpo cansado y resistente de un hombre mayor. Sale de su casa con ese dolor persistente en las rodillas, producto de los años de trabajo y de cargar tantas cubetas con mezcla sobre sus hombros.

Casimiro lleva 35 años en el mismo trabajo, en éste empezó como chalán, pero aprendió a hacer muy bien la mezcla y los colados, con los años ese saber le hizo ganarse el nombre maestro albañil. Con sus manos ha construido desde pequeñas casas hasta grandes edificios, los cuales, sin albañiles como él, serían sólo cemento, grava, arena, varillas y vigas sin sentido. 

Después de tanto tiempo y a su edad, él sigue manchándose con mezcla o mortero; por ello, sus manos siguen ásperas y resecas. En su trabajo abundan las dificultades, y no se diga del acceso a todos los derechos laborales que marca la Ley Federal del Trabajo.

Pese a ello, Casimiro ama su trabajo porque éste le ha dado tanto, pero también le ha quitado a algunos amigos que, lamentablemente, dejaron su vida en la obra. Algunas veces por descuido, las menos, mientras que la mayoría fue por la falta de medidas de protección y seguridad.

De acuerdo a datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en el país, se registra un accidente en el sector de la construcción cada 18 minutos, y una muerte cada cuatro días.

Sus amigos forman parte de esta estadística, Casimiro aún recuerda sus nombres, también lo hacen las familias de quienes dejaron la vida en casas, edificios u obras gubernamentales.  Quienes les conocieron guardan su memoria, pues en las notas periodísticas rara vez se les nombra, pues los titulares sólo se enfocan en su fatídico final: “Trabajador muerte tras caer de un edificio” o “Muere trabajador tras ser sepultado por una barda”. 

Así como Casimiro, hay 134 mil trabajadores de la construcción en Jalisco que cada día salen a trabajar. Casimiro es uno más de los 11 mil 300 albañiles con más de 75 años que siguen trabajando. En México, este sector es uno de los más importantes, pues cuenta con alrededor de 1.69 millones de trabajadores actualmente. 

La importancia de este sector se observa no sólo en el impacto que tiene en la vida de miles de trabajadores, sino también en su contribución económica; por ejemplo, en 2024, el sector de la construcción en Jalisco tuvo ganancias por más 29 mil millones de pesos, lo que colocó al estado en el segundo lugar a nivel nacional.

En contraste, un trabajador contratado formalmente en dicho sector tiene un sueldo estimado de entre 8 mil 900 y 9 mil 500 pesos mensuales, esto con datos de la Secretaría de Economía. 

Lamentablemente, también es uno de los sectores laborales con mayor tasa de informalidad; en el caso de Jalisco, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI arrojó que de esta manera (es decir, sin acceso a derechos laborales básicos, como: la seguridad social para afrontar algún accidente) laboran 132 mil personas. Esto significa que, en el estado, la tasa de informalidad es del 91%.

En la revisión hemerográfica realizada para saber el número de muertes y accidentes en el sector de la construcción en Jalisco se detectaron 84 siniestros, 64 derivaron en muertes y el resto (20) corresponden a accidentes que ocasionaron lesiones, contusiones, fracturas y amputaciones.

De este total de accidentes, sólo se reporta la clausura de la obra en 13 casos, aunque todas de forma temporal, pues tras solucionarse “el problema” las obras continuaron. Tal es el caso de la Plaza Midtown que, entre 2015 y 2018 (periodo de construcción), registró dos accidentes graves y la muerte de un trabajador, al cual por semana se le buscó como desaparecido; sin embargo, su cuerpo prevaleció seis días bajo los escombros tras el colapso de una trabe. El nombre de este trabajador fue Francisco Javier Nario Ramírez.

A pesar de su muerte y del comportamiento sospechoso de la empresa inmobiliaria FUNO (responsable de la obra y propiedad de André El-Mann Arazi), pues en uno de los accidentes negó la entrada a los servicios de emergencia y en otro no permitió pasar a los familiares de Francisco, quienes sospechaban que su cuerpo siempre había estado en la obra, la construcción de la plaza siguió sin mayores contratiempos y hoy es una de las joyas inmobiliarias que presume la empresa.

Sobre estas irregularidades, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social inició una inspección para identificar posibles fallas en la operación del proyecto. Los resultados no llegaron.

Foto: Darwin Franco

La gentrificación también cuesta vidas

En la ZMG, las torres verticales son los sitios de construcción más peligrosos para albañiles, mamposteros o herreros, quienes sin contar con todas las medidas de seguridad trabajan en la creación de torres que, en su mayoría, rebasan los 40 metros de altura.

Estos sitios que promueven la verticalización de la ZMG y que detrás esconden el uso de la vivienda como un bien de especulación financiera (Ver: Ciudad Inhabitable), el registro realizado para esta investigación arroja que, del 2013 a 2024, 18 personas han perdido la vida tras caer de 10 o más pisos, lo que implicó fallas en “la línea de la vida” (sistema de anclaje específico para el desarrollo de trabajos en altura que evitan las caídas) o, como señalaron expertos de seguridad consultados, la inexistencia de las mismas.

El primer registro data del 28 de junio de 2013, fecha en que falleció el trabajador Oscar Manuel Cervantes Flores, mientras su compañero, Javier Martínez Martínez, fue rescatado con vida. La torre de departamentos, ubicada en las esquinas del cruce de Beethoven y Millet en el municipio de Zapopan, sólo fue clausurada temporalmente. Hoy oferta departamentos cuyas rentas oscilan entre los 25 y 30 mil pesos mensuales (tres veces el salario mensual de un trabajador de la construcción).

Un año después, en 2014, dos torres verticales registraron dos muertes y cinco personas lesionadas; el primer caso ocurrió el 13 de mayo, en el conjunto departamental ubicado en Avenida México, en la colonia Vallarta San Jorge. Fallas en la seguridad ocasionaron la muerte de Alfredo Luna García; así como graves lesiones en Indalecio Castañeda Reyes, Alberto Rodríguez Bravo, Jonathan de Jesús Gutiérrez López y Jesús Delgado Rosas. La obra únicamente se clausuró por dos semanas.

Meses después, el 9 de diciembre,  en la torre vertical que construyó la empresa TRAMA Arquitectos, ubicada en el cruce de Lerdo de Tejada y Marsella, perdió la vida Epigmenio Martínez Diosdado, tras una caída. Después de esto, la venta de departamentos no se detuvo.

Y a estos accidentes fatales le siguieron una serie de accidentes más en los que no se dan los nombres de los trabajadores fallecidos, pero donde sí se tienen la constante: caídas de más de 10 metros de altura. 

Algunas de las edificaciones verticales en que ocurrieron estos accidentes son: Torres IOS Office (en 2015), Torre Landmark (2016), Parques Guadalajara (2016), la ya citada Mindtown (2016), Garibaldi 2582 (2020), Puerta del Valle (2022), Zentral Residencial (2022), Altavista (2022) o Britania District (2022), en cada una de estas edificaciones murió un trabajador.

Destaca el caso del edificio del Puerta del Valle, pues ahí el trabajador cayó de más de 55 metros de altura, el municipio de Zapopan clausuró la obra al no contar con medidas de seguridad necesarias, pero tiempo después permitió que se siguiera construyendo.

Foto: Darwin Franco

¿Quién supervisa la seguridad en las obras?

Personas expertas en materia de protección civil aseguran que muchos de estos accidentes ocurrieron por responsabilidad propia, principalmente, porque algunos trabajadores realizan su trabajo bajo los efectos del alcohol o alguna otra sustancia; sin embargo, lo que nos contaron trabajadores y ex trabajadores de la construcción dista mucho de estas apreciaciones estigmatizantes.

“Sí, en la obra es algo que se puede decir, casi común; varios compañeros han sufrido accidentes graves o incluso han fallecido en el momento”, así respondió Juan José, maestro albañil con más de 40 años de experiencia, al preguntarle si alguna vez había presenciado un accidente en una obra.

Cuando le pedimos que nos compartiera alguna experiencia, recordó un trágico incidente:

“Precisamente en los edificios verticales, como los que están en la Glorieta Colón, trabajé en una de las torres del SAT. En la más pequeña, estaban descimbrando el último piso cuando uno de los polines de madera se cayó y golpeó a un compañero en la cabeza. Ahí quedó.”

¿Son inevitables estos episodios o hay problemas estructurales detrás? Según Mario Ávila Padilla, Ingeniero civil, la respuesta apunta a un problema multifactorial:

“Es muy difícil justificar en obra calidad, por el tema de proceso constructivo de la seguridad industrial porque el personal que ingresa a la obra, no es personal técnico la mayoría no tiene una formación académica, llegan con vicios muy grandes de procesos”

Las cifras respaldan esta afirmación. De acuerdo con datos del Gobierno Federal, recopilados por Data México , un millón 739 mil trabajadores de la construcción cuentan con un máximo de 12 años de escolaridad, mientras que solo 43 mil 700 superan los 13 años de estudios.

Sin embargo, el experto enfatiza que esto no debería ser excusa para que un trabajador arriesgue su vida en el trabajo:

“Ya no hay supervisión profesional , actualmente se ha comercializado tanto, es un buen negocio para quien construye, y no se cuida lo importante que es la calidad y la seguridad del personal, y las obras son muy peligrosas”.

Dentro del sector, la supervisión se presenta como un elemento clave. Juan José destacó que, en algunas obras, hay “seguristas” encargados de velar por la seguridad del personal:

“Dependiendo de la zona o el lugar, ya tienen seguristas. Ellos verifican que utilizas tu equipo de seguridad: traes cascos trabajas, si no es así, no trabajas y vas para afuera.”

El segurista es una figura que también labora sin contrato, pero cuya importante labor garantiza que los trabajadores utilicen correctamente su equipo de protección,  incluso, revisa que el trabajador llegué consciente y en disposición para trabajar, y también es el que puede suspender a quienes no cumplan las normas. Esta persona debe estar preparada para ofrecer primeros auxilios en caso de emergencia; sin embargo, esta figura no está presente en todas las construcciones.

 Según el ingeniero Rafael Flores, incluir un segurista puede aumentar el costo de una obra entre un 15% y un 17%. De ahí que muchas construcciones deciden ahorrarse ese gasto.

Este enfoque en los costos de producción revela un problema más profundo, donde el dinero pesa más que la seguridad. El ingeniero Mario Ávila Padilla lo resume con contundencia:
“Ahora construye cualquier persona con capital, sin el personal adecuado, sin profesionales, y sin cuidar la calidad del trabajo”.

Esto demuestra la ausencia de regulación e inspección por parte de las autoridades, pues existen incumplimientos en las leyes y normas de seguridad laboral, como lo es la NOM-031-STPS-2011 que no sólo regula la seguridad en construcción, sino que también coloca las exigencia en la evaluación de riesgos, la capacitación del personal, el contar con equipo de protección personal, el mantenimiento de equipos y el tener planes de emergencia.

Pero esto es algo que, en muchas obras, no se respeta; por ejemplo, en una construcción de un edificio vertical en la colonia Jardines del Country, entrevistamos al vigilante, quien trabaja para una empresa ajena a la constructora encargada. Dentro de sus funciones, está el avisar cuando vienen las autoridades: “vigilo la puerta para que no entren los inspectores, que no entre protección civil, o cualquier gente externa”, lo que impide la revisión (cuando se hacen) de la revisión de las normas de seguridad.

Con todo y el temor hacía Protección Civil (estatal y municipal), según Daniel de Anda, bombero adscrito a la Oficialía de Información Pública de la Coordinación Municipal de Protección Civil y Bomberos de Zapopan, ellos por sí mismos no son quienes pueden sancionar o clausurar una obra, sino que eso depende de las revisiones que puede o no hacer la Dirección de Inspección y Vigilancia de cada municipio donde esté la obra. Y ahí es donde no pasa mucho en materia de seguridad y protección para los trabajadores de la construcción. 

Foto: Darwin Franco

Las construcciones, pese a todo, no paran ni pararán

A pesar de todas estas muertes y accidentes, la industria no se detendrá, pues sus ganancias en 2024 implicaron para Jalisco el 5.5% del total de su valor de este sector.

Por ello, es que pese a los 85 casos registrados por esta investigación y aquellos más que, como narraron Casimiro o Juan José, ocurren diariamente, las construcciones no van a parar, ya sea que se hagan con trabajadores formales o informales.

Para saber si dentro de las revisiones e inspecciones que hace Secretaría de Trabajo y Previsión Social de Jalisco que hace del sector encontraron alguna irregularidad se les cuestionó sobre la información que tenían de pagos por fallecimientos o incapacidades a causa de accidentes laborales, esta instancia sólo dijo conocer de una muerte ocurrida en el año 2023, lo que significa que el resto de los accidentes que registramos se dieron a través de procesos informales o de subcontratación que se resolvieron de manera privada (constructora-empresa contratista o constructora-trabajador), con lo que se evita todo un proceso burocrático a través de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, instancia que se encarga de mediar y resolver conflictos entre trabajadores y patrones en el sistema de justicia laboral.

¿Qué ocurre en caso de accidentes o muertes cuando no hay contratación formal? Ricardo, un maestro albañil que trabaja de manera informal y que cuenta con una fuerza de trabajo de cinco trabajadores a su mando, a los cuales no tiene asegurados, comentó: “Bueno, aquí en estos casos, yo en el contrato que hago vamos por mitad del accidente, el dueño y yo”, pero el trabajador no tiene contrato, solo él con el dueño de la construcción. Por lo tanto, el trabajador está a su suerte. Suerte que se juegan a diario alrededor de 132 mil trabajadores de la construcción que laboran a diario de manera informal en Jalisco.

Aunque el patrón tiene la responsabilidad de garantizar la seguridad laboral de sus trabajadores, esto no se cumple porque no siempre hay contratos e, incluso, muchos de los contratistas favorecen la negociación con los trabajadores bajo el esquema: “es más paga, pero no hay seguridad social”. La necesidad económica hace que muchos trabajadores asuman el riesgo como parte del oficio, aunque esto no debiera ser así. 

Si esto se da de esta manera, como sugieren los expertos entrevistados, los esquemas de seguridad también se minimizan, pues no se invierte en capacitaciones, equipo o en contratación de seguristas o de personal especializado en seguridad industrial. Y ya no hablemos de tener en las obras atención médica necesaria, paramédicos o incluso ambulancia, requisito que deben de cumplir las obras de mayor alcance, ya sea por el volumen de construcción o por el volumen de personal. 

Pero esto solo ocurre en muy pocos casos, múltiples testimonios nos indican que sí, en las construcciones verticales sí se percibe una mayor seguridad, pero en las residenciales no. Según los albañiles, en la informalidad muchas veces deben llevar ellos mismos sus herramientas y su equipo de seguridad, y no cuentan con prestaciones como seguro social en casos de accidentes, lo cual es ilegal. 

Y como siempre, nadie es responsable

Miles de familias dependen de la industria de la construcción, es un sector esencial para la economía de Jalisco, pero también uno de los más riesgosos. A pesar de los peligros, los trabajadores no pueden permitirse dejar de laborar, enfrentándose diariamente el hecho de un error podría costarles la vida. Esta problemática; sin embargo, no debería recaer únicamente en ellos. 

Según los testimonios recopilados, muchos trabajadores consideran que su seguridad sería mayor si se contara con personal capacitado supervisando la seguridad en las operaciones, pues un error en este sector puede ser fatal, y la ausencia de responsables que prevengan estas situaciones reflejan una grave falla estructural.

La intervención urgente del gobierno y de las instituciones es esencial, pues se necesitan leyes más estrictas para proteger a los trabajadores, así como el cumplimiento efectivo de las normas ya existentes.

Principalmente, la Secretaria de Trabajo y Previsión Social de Jalisco, así como las Direcciones de Protección Civil y de Inspección y Vigilancia deberían de estar más alertas de lo que pasa en las obras y no actuar cuando la muerte o el accidente ha ocurrido.

Expertos también proponen la creación de un registro de decesos y accidentes, esto como una medida que permita saber qué empresas constructoras han sido omisas en sus obligaciones de seguridad y, desde luego, en los posteriores procesos de indemnización por muerte y/o accidente para los trabajadores afectados; así las empresas constructoras que cometan faltan podrían recibir sanciones severas, las cuales también quedarían registradas. 

Además, es importante implementar cursos de capacitación obligatorios y accesibles para los trabajadores. Estas formaciones deben abarcar temas como seguridad laboral, el uso correcto del equipo de protección, así como el pleno conocimiento de sus derechos laborales y las vías para denunciar cuando éstos le sean violentados.

No se puede hablar de crecimiento económico si éste se cimenta sobre muertes evitables, causadas por negligencia, indiferencia y un afán de ahorro a costa de vidas humanas. El progreso real debe ir acompañado del bienestar de quienes lo hacen posible, pues no hay desarrollo cuando la muerte está siempre a un error de distancia y las soluciones están a solo un paso de ser implementadas por los funcionarios responsables.

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Estudiantes de la Licenciatura en Comunicación Pública y la Licenciatura en Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara, trabajo elaborado en el marco de la asignatura “Investigación Periodística a cargo de Darwin Franco.

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Somos un proyecto de periodismo documental y de investigación cuyo epicentro se encuentra en Guadalajara, Jalisco.

5 COMENTARIOS

  1. gracias por presentar este trabajo profesional, Con esto nos damos cuenta que si se puede trabajar con veracidad, así es como debería crecer nuestro pais yvalorar a las personas profesionistas.

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