“Ayudar a los migrantes es lo que me quita el miedo a enfermar de COVID-19” 

Resiliencia COVID-19

A un año de la emergencia sanitaria por COVID-19, el contexto migratorio y la labor de defensa a personas migrantes ha sido vulnerado y obstaculizado en su objetivo de dar respuesta a la necesidad de acogida, protección y reintegración a personas en movilidad, desde los albergues.  

No obstante, la Hermana Soledad, coordinadora del área de vinculación en la Casa de Acogida Formación y Empoderamiento para la Mujer Migrante y Refugiada (CAFEMIN)ha logrado salir adelante con todo y la pandemia.  

Por Fernanda Lattuada / @MariferLattuada 

“Una de las cosas que me sostiene aquí es saber que es mi misión, como hermana Josefina no ha habido un miedo, sólo cuidándome; y si me llegara a contagiar pues, bendito Dios estoy en lo mío. Inclusive, si me llegara a morir, esta es mi misión y aquí estoy”, señaló sin titubeos la Hermana Soledad, quien ha dedicado ocho años de su vida a la defensa de personas migrantes en su paso por México.  

A partir de marzo de 2020, las fronteras fueron cerradas, y con las nuevas medidas implementadas para disminuir los contagios por la pandemia de COVID-19, los albergues para personas en situación de movilidad se vieron obligados a permanecer cerrados u operar reduciendo su capacidad de atención, afectando a más de las 80 mil 926 personas migrantes registradas de enero a octubre de 2020, de acuerdo con la Síntesis de Estadísticas Migratorias de la Unidad de Política Migratoria de la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación. 

Cafemin no fue la excepción. En palabras de la Hermana Sol, se han hecho cambios considerables desde la recepción de personas, ya que la capacidad de atención ordinaria era de entre 90 y 100 personas. Para marzo de 2020, la capacidad máxima estuvo limitada a 60 personas con el objetivo de respetar las medidas de protección sanitaria. Así como, el tiempo de permanencia de las personas migrantes se duplicó.  

De acuerdo con la Hermana Soledad, si bien, Cafemin nunca dejó de operar entre octubre y diciembre, su apertura total disminuyó:  

Nunca dejamos de tener de 40 a 50 personas en el albergue, pero hubo un tiempo que se cerró a la recepción porque sabíamos que estábamos en semáforo rojo Poco a poco en diciembre se fue recibiendo a las familias que era posible, porque destinamos dos habitaciones para poder aislar a quienes iban llegando, y después de 15 días se integraba a la población total y volvíamos a recibir a más personas”.  

Según el Informe sobre los efectos de la pandemia del COVID-19 en las personas migrantes y refugiadas —en el que participó Cafemin en su realización— el gobierno federal emitió una serie de políticas públicas, las cuales reforzaron la militarización en la frontera sur. Asimismo, señalan que las acciones de detención por parte de autoridades migratorias resultan inadecuadas para implementar medidas de distanciamiento social, higiene y demás prácticas preventivas.  

“Las políticas migratorias son represivas en tantos sentidos; se caracterizan por la falta de atención digna en ambas fronteras (sur y norte). Es necesaria la humanización de estas políticas de todos los países involucrados”, expresó Soledad.  

Por esta razón, la situación que atraviesan las niñas, niños y adolescentes no acompañados, tiene un mayor impacto en ella, por el contexto de peligro en nuestro país. Y considera, que es una las razones que la “anima y motiva a seguir adelante, cuidándose y manteniéndose firme al pie del cañón”.  

A finales de enero, Cafemin tuvo que abrir su recepción casi al máximo de su capacidad, tanto por la situación de movilidad de las Caravanas Migrantes como por la reforma a Ley de Migración y la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, que prohíbe la detención de niñas, niños y adolescentes en estaciones migratorias.  

A pesar de que, desde el 29 de septiembre de 2020, se emitió dicha reforma y se estableció que la Ruta de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes en Situación de Migración, implementaría los protocolos y atendería las necesidades de la niñez en movilidad, para la Hermana Soledad, este ha sido uno de los mayores retos tanto para Cafemin, como para todos los albergues.  

“Creo que al emitirse una ley debió preverse qué se iba a hacer, quién iba a asumir o de qué manera se iba a sumir esto, entonces esto ha sido lo complejo para nosotros, porque de repente te sientes rebasada. Aunque quisieras, no puedes acoger a todos ni por espacios, ni por precaución ante la pandemia entonces esto nos obligó a abrir la recepción, si queremos realmente apoyar a la niñez”, reiteró.  

No obstante, pese a la emergencia sanitaria y la ineficiencia por parte de las autoridades en la implementación de medidas de atención, la organización de la sociedad civil ha permanecido como uno de los grandes sostenes y proveedores de insumos básicos para el acompañamiento a personas migrantes y funcionamiento del albergue Cafemin.  

Dejando en claro que para las y los integrantes de la Casa de Acogida Formación y Empoderamiento para la Mujer Migrante y Refugiada, la defensa por un camino más digno para las personas migrantes seguirá siempre en pie. 

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Aquí el perfil de Facebook para apoyar y difudir la labor de CAFEMIN:

https://www.facebook.com/cafemin1/

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Si quieres leer el resto de perfiles de este proyecto visita:

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María Fernanda Lattuada
María Fernanda Lattuada
Reportera apasionada por la fotografía y temas sobre la defensa de la dignidad como: feminismo, migración, alimentación digna y desaparición forzada. Originaria de Tampico, Tamaulipas, pero sus ganas por dedicarse al periodismo la trajeron a Guadalajara.

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