“La pandemia podría transformar nuestra relación con la lucha por la tierra

Resiliencia COVID-19

La pandemia por COVID-19 dejó en evidencia la crisis de salud y ambiental en nuestro país. De acuerdo con María González Valencia, ambientalista y defensora de derechos humanos, la desconexión existente entre la salud humana y la ecológica favorece el abuso impuesto sobre el medioambiente. 

El incremento de muertes con causas asociadas a la contaminación, el paro de actividades de las autoridades jurídicas, distanciamiento social como obstáculo en los procesos de organización comunitaria; frente al avance de los megaproyectos y procesos de despojo, son algunos de los impactos sobre los pueblos en resistencia, a un año del inicio de la pandemia. 

Por Fernanda Lattuada / @MariferLattuada y Carlos Fuentes / @CarlosFountain

“Lo que la pandemia vino a evidenciar es cómo la salud ha sido desmantelada en México. Aprendimos la importancia de fortalecer el cuidado colectivo, el autocuidado y conectar la salud humana con la del medio ambiente si bien, la defensa de la tierra se realiza de manera presencial en los territorios, continuamos la lucha desde el activismo digital”, aseguró María González Valencia, integrante del Instituto Mexicano para el Desarrollo Comunitario, IMDEC.  

Desde hace 20 años, María ha acompañado procesos en defensa de la tierra y el territorio contra el despojo y extracción impuesta por una serie de megaproyectos que han vulnerado los derechos humanos de las personas, pueblos, territorios, sus culturas y sus vidas.  

Sin embargo, reconoce que durante este último año la dinámica para defender los territorios ha cambiado totalmente:

“la pandemia ha ocasionado que este distanciamiento social detuviera los procesos que acompañamos como la formación política, de exigibilidad, denuncia y movilizaciones. Vivimos momentos de frustración, incertidumbre y desesperación”. 

Pero las empresas y los megaproyectos no pararon, al contrario, María denuncia que en estos momentos se busca aprovechar al máximo el debilitamiento del tejido social y la organización comunitaria como consecuencia de la pandemia y las medidas de sana distancia en un intento por reactivar el proyecto de la presa de El Zapotillo 

Con el peligro inminente de ser inundados y despojados de su patrimonio físico, social y cultural, Temacapulín lucha por la defensa de su territorio desde el 2007, haciendo frente al proyecto de elevación de la cortina de la presa de El Zapotillo a 105 metros de altura. A lo largo de 14 años en resistencia las estrategias y discursospor parte de las autoridades que han buscado legitimar el despojo han sido diversas, como la que hoy denuncian: el falso argumento de la sequía de la presa Calderón, que en palabras del Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, “ya no da ni una sola gota de agua”.  

De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se alerta que el deterioro de los ecosistemas, la pérdida, modificación y la sobreexplotación de los mismos, aumentan el riesgo de pandemias causadas por enfermedades en animales.  

A lo que María explica que, para las regiones con presencia de corredores industriales, la contaminación de los ríos y lagos es preocupante, dada la situación de degradación ambiental agravada por la pandemia, y la doble exposición que esta genera.  

“Si ya sufrían algún tipo de enfermedad derivada de la contaminación ambiental, como cáncer o insuficiencia renal, no pueden suspenderse sus tratamientos, entonces tienen que movilizarse a pesar de la pandemia. Se enfermó más gente y fallecieron más personas por alguna enfermedad por contaminación ambiental, al tiempo que también les dio COVID. Es muy grave”, agregó 

El 78 por ciento de los decesos que se han registrado por COVID-19 a nivel nacional, se concentran precisamente en las zonas con mayor impacto ambiental, dentro de un polígono que abarca del río Santiago hasta el río Coatzacoalcos, en Veracruz, según datos de las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales y Salud. 

Por ello, María recalca que durante la emergencia sanitaria ha sido primordial el fortalecimiento del cuidado colectivo, el manejo de los procesos psico-emocionales dentro de su equipo y con las organizaciones, así como “convertir las incertidumbres en certidumbres”. 

Una de estas certezas que tiene presente María es que, para ella ser defensora de derechos humanos, activista, feminista y ambientalista es parte de su proyecto de vida, con o sin la pandemia. Y sostiene que su esperanza radica en que los proyectos de vida que promueven son una alternativa ahora más que nunca necesarias como la defensa del agua, soberanía alimentaria, agroecología o economías comunitarias. 

“Cuando trabajamos por la defensa de los derechos sociales, de la naturaleza, de la Madre Tierra, desde ahí se mantiene nuestra esperanza. La pandemia nos dejó ver que estamos en lo que tenemos que estar y que puede ser una oportunidad para generar o transformarnos como humanidad y nuestras relaciones con la naturaleza”. 

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María Fernanda Lattuada
María Fernanda Lattuada
Reportera apasionada por la fotografía y temas sobre la defensa de la dignidad como: feminismo, migración, alimentación digna y desaparición forzada. Originaria de Tampico, Tamaulipas, pero sus ganas por dedicarse al periodismo la trajeron a Guadalajara.

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