El miedo sí anda en taxi

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La violencia en el transporte público ha incrementado. Ser mujer usuaria vulnera doblemente la seguridad. A través de la experiencia de una mujer taxista y de algunas usuarias, este trabajo explora los miedos, las violencias y peligros a los que se exponen las mujeres que toman un servicio de tax

Texto y fotos: Isabel Briseño / Pie de Página

Siete de cada 10 mujeres viajan con miedo en el transporte público de México. Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2021), la percepción de inseguridad que una mujer tiene en estos transportes es de 73.8 por ciento.

No es un miedo gratuito.

Cada vez son más frecuentes las denuncias de mujeres desaparecidas que fueron vistas por última vez al interior del transporte público. Son historias que duelen, como la de Daniela Ramírez, de 18 años, asesinada luego de abordar un taxi en la alcaldía Xochimilco en la Ciudad de México. El 18 de mayo de 2019, la joven tomó un taxi después de salir de su trabajo, durante el trayecto se dio cuenta de que el chofer se desvió de la ruta y pidió ayuda a un amigo vía mensaje. Meses después, autoridades hallaron su cuerpo en una zona boscosa alcaldía Tlalpan.

En 2020 Andrés “N”, el feminicida de la alcaldía Tlalpan, fue detenido. Él era operador de taxi de plataforma y se le vinculó con al menos 4 feminicidios del año 2016 al 2020. 

En 2021 una joven de 18 años logró salvar su vida al forcejear con el chofer del taxi que estaba en complicidad con otro hombre que salió de la cajuela y la amagó con un cuchillo en la alcaldía Gustavo A. Madero para secuestrarla.

Son las historias más terribles, aunque no las más comunes. Las cotidianas. Ahí, el acoso sexual en los espacios públicos es el rey.

Se trata de una de las manifestaciones más normalizadas de las violencias contra las mujeres y las niñas, según el diagnóstico de Sedatu e Inmujeres, publicado este 2022 en los Lineamientos para la Prevención y Atención de Acoso Sexual contra las Mujeres en el Transporte Público Colectivo,

El 93 por ciento de las víctimas de delitos sexuales cometidos en el transporte público son mujeres. Nueve de cada 10 agresores son hombres. En los delitos sexuales, las mujeres son más vulnerables; se calculan ocho delitos sexuales cometidos contra mujeres por cada delito sexual cometido contra hombres.

Los taxis libres o de aplicación, son hoy en día uno de los transportes en donde se perpetran ataques hacia las mujeres. Agresiones que van desde el hostigamiento hasta la violación o el asesinato.

Antes el Uber era más seguro pero ahora es igual de peligroso, hasta miedo da salir a cotorrear”, dice Demetria, quien acepta participar en este video.

Lo de menos es que nos asalten, el terror es pensar en que pueden poner los seguros del auto y no dejarnos bajar. Que nos violen, nos secuestren o nos maten”, dice Adriana, otra de las mujeres que acepta el ejercicio de subirse a un taxi con cámara.

Claudia y Ana Luisa cuentan que sienten incomodidad y temor cuando un taxista les hace plática. “No sabes a dónde quieren llevar esa plática”, dice Ana Luisa. 

Las mujeres desarrollan sus propias estrategias de seguridad

El Instituto Nacional de la Mujeres advirtió en 2021 que la falta de atención a los casos de acoso sexual impiden el logro de la igualdad, condonan la violencia sexual y tienen efecto negativos en el desarrollo de las personas, provocando el abandono de actividades esenciales como estudiar o trabajar.

La necesidad de atención sigue en el transporte público. La violencia contra las mujeres representa uno de los problemas sociales más grandes en nuestro país. Las instituciones encargadas de garantizar la seguridad de las ciudadanas deben asegurar la integridad de las mujeres en sus trayectos cotidianos.

La solución no está en la división de mujeres y hombres en el transporte colectivo metro; o en la creación de taxis exclusivos para mujeres, como lo propuso la diputada local Adriana Espinosa hace unos meses atrás. Pese a que las mujeres podamos sentir mayor seguridad en espacios exclusivos o en transportes operados por otra mujer, se requieren políticas con lineamientos específicos que brinden espacios seguros y una vida libre de violencia. 

Mientras estas acciones de sensibilización, capacitación, prevención y atención del acoso sexual en el transporte público operen de forma eficiente, lamentablemente las mujeres debemos tomar medidas que nos ayuden a cuidar nuestra vida.

Algunos consejos al abordar un taxi rosa o uno de aplicación son:

    • Verifica que la placa, coche y chofer sean los mismos que aparecen en la aplicación o en el tarjetón si es que es un taxi rosa.
    • Si es un taxi de aplicación, verifica que la placa del auto coincida con la de la app y en caso contrario cancelar el viaje.
    • Antes de abordar el vehículo pregunta al conductor el nombre de la persona que va a recoger.
    • Llama o finge llamar a alguien para avisar que se compartió el viaje, que vas en camino y el tiempo estimado en que llegarás a tu destino.
    • Comparte el viaje antes de abordar el coche.
    • Comprueba que el automóvil no tenga seguro para niños activado.
    • Uber y DIDI tienen un botón de emergencia, al pulsarlo puedes grabar la conversación y llamar al 911.
    • No te quedes dormida, no te distraigas con el celular, mantente atenta al camino y que el conductor siga las indicaciones del navegador.
    • Siempre lleva batería en el celular.

Adamari es una joven que ha cambiado sus hábitos, gustos y actividades por el miedo de vivir y transportarse desde Valle de Chalco. Hace unos meses relato que definitivamente el acoso sexual afecta profundamente a la víctima:

Incrementa su percepción de inseguridad en el espacio y provoca que esta cambie sus patrones de viaje, su comportamiento en la calle o que genere estrategias diversas para procurarse seguridad, mismas que suelen dificultar aún más su capacidad de movimiento. En ocasiones hasta se evitan los viajes.

Debanhi

El feminicidio de Debanhi Escobar, en Nuevo León, es quizá el caso que más represente a las mujeres mexicanas, debido a circulación de una fotografía de la joven sola en medio de la carretera, tras haberse bajado de un servicio de taxi. Tenía 18 años de edad; las autoridades la encontraron en el interior de una cisterna hace poco más de 3 meses.

Su familia continúa exigiendo respuestas y justicia, a contrapelo de la revictimización:

¿Qué hacía tan tarde fuera de casa? ¿Por qué la dejaron salir sus papás? ¿Qué hay respecto a que compró alcohol? ¿Por qué se fue sola de la fiesta? ¿Quién era realmente Debanhi? ¿Por qué se bajó del taxi? 

Pero Debanhi, he sido yo, Debanhi has sido tú, Debanhi hemos sido todas. Todas hemos salido a una fiesta, todas hemos abordado un taxi. Todas en menor o en mayor medida hemos sufrido acoso. Todas sabemos lo incómodo que es, que el hombre a quien le pagamos por un servicio de taxi, nos mire o nos diga cosas que nos molestan o nos hagan sentir vulnerables. Todas hemos sentido ganas de bajarnos de un taxi al presentir que algo no está bien.

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Este texto se publicó originalmente en Pie de Página:

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